sábado, 11 de mayo de 2013

LA CRISIS Y LA CONTRAREFORMA DEL ABORTO EN ESPAÑA

LA CRISIS Y LA LEY DEL ABORTO De nuevo el sector más recalcitrante de la derecha española, en asociación con su consejera y aval, la sempiterna iglesia católica, trajina e invade el cuerpo de la mujer de toda creencia e ideología, como sí de su propiedad se tratase. Resulta ya molesto y rijoso el que ese tipo de personas que tienen más que callar que nadie, tanto en su colectivo como en lo individual, vuelvan a las andadas. ¿Es qué no se dan cuenta que la sociedad española ha evolucionado tanto que incluso dentro de sus filas un amplio sector no les sigue? La iglesia con su pernicioso inmovilismo pretende que el tiempo no transcurra y la formación académica en España en estos últimos treinta años fuese algo volátil y de parapilla. La mujer conoce sus derechos y libertades, y ya no hay quien la pare. Una vez degustada la libertad ya no hay otra sopa que te sacie. Antes de la ley del aborto en España, eran esas hijas de la derecha acaudalada las que se iban a practicar el aborto a Londres. No las ignorantes, tal como pretende afirmar la simplona de Beatriz Escudero. La ley del aborto no obliga. Ese pobre infeliz de Ruiz Gallardón, heredero de las boberías de su padre en ese ámbito, pretende llevarlas a la práctica, ya que su progenitor no lo consiguió durante los convulsos socialmente hablando, años ochenta del pasado siglo. Él, que tiene rostro de inacabado debiera ser depuesto de inmediato para que dejase de influir negativamente en las libertades de este país. El pobre, ya es bien sabido que sus luces son más propias de las ceras de iglesia que de las innovaciones lumínicas actuales. ¡Vaya por dios! La mujer es dueña de su cuerpo y de lo que lleva dentro, se haya tragado un zapato o subido una almorrana. Lo de adentro es de cada uno y de nadie más. Por otro lado, la iglesia católica debiera callarse la boca por los muchos escándalos de perversión y crueldad demoníaca a los que nos tiene acostumbrados. Restreguémosles por la cara aquellos conventos que tras la desamortización de Mendizábal, una vez sacados, como los demás bienes eclesiásticos, a subasta pública, en cuyos secretos jardines, se encontraron infinidad de enterramientos de fetos abortados y de recién nacidos asesinados de toda época, producto de aquellos clérigos libidinosos que se divertían con las monjitas más lindas desfogándose según su antojo y calenturas. Demostrando así que los impracticables conventos, más que puras mansiones de rezos, clausuras y plegarias, funcionaban como gineceos de faraones o harenes de sultán. El autor E. Rodríguez-Solís (1844-1923) en su extensa obra titulada: “La Prostitución en España y América” (obra de la cual poseo un bello ejemplar de la época), publicada en 1921, le dedica un capítulo muy sustancioso a esos macabros hallazgos. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 11-05-2013

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