viernes, 17 de mayo de 2013
LA CRISIS Y EL YATE FORTUNA DE JUAN CARLOS I EL MAGNÁNIMO
LA CRISIS Y EL YATE FORTUNA
Y ahora nuestro buen monarca, Juan Carlos I el Magnánimo y Enclenque, abandona su yate Fortuna en muestra de austeridad derivada de la crisis que sufrimos. ¿Pero a quien se las van a contar? Aquí lo que hay es un pánico a que se investiguen de donde salían los dineros para cubrir la inmensa fortuna que tal navío Fortuna, devoraba nada más activar el motor de arranque. Y cómo no somos tontos, y aún a fuer de equivocarnos, mucho nos tememos na Taberna do Croio, que esos gastos saldrían de una partida diferente a la asignación habitual de la casa real. ¡Vamos!, qué de confirmarse lo que aquí decimos sería esa familia, entre caza mayor, elefantes, Noos, Aizon, Corinas, y otras, aún más insaciable y aprovechada de lo que ya sabemos. Y lo peor, si esto es así, a buen seguro qué todo tipo de gobiernos y adláteres, habrían de consentir la estafa, e incluso apoyarla con la sonrisa del vasallo, a la espera segura de la contrapartida de prebendas y silencios.
España iba bien y la han sangrado. De toro poderoso a vaquilla famélica. Lo de siempre. Los gobiernos de este país, y secularmente, no tienen remedio. Así se crearon pensiones altísimas y vitalicias para los políticos en excedencia o jubilados, lo mismo que para toda clase de poderes. ¿Cómo ha de ir esta barca con tales desfalcos? Pues a pique. No le queda otra. Desde abajo es como podrán irse arreglando las cosas. No podremos contar con los mismos, quienes, la mayoría, se han situado arriba de manera oportunista y sin mérito alguno. De consentir, entonces seríamos una ciudadanía de imbéciles con síndrome de Estocolmo, mereciéndonos todo lo que nos pasa.
Eduardo Fernández Rivas
Lugar de Fiunchedo; 17-05-2013
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