miércoles, 17 de noviembre de 2010

AKHENATEN Y SU MISTERIO




AKHENATEN: ESTEATOPÌGIA EN LA SEMIÓTICA ANATÓMICA DEL FARAÓN, DE SU ESPOPSA NEFERTITI Y DEL CONTEXTO SOCIAL ARISTOCRÁTICO
Composición de fotos realizadas por el autor en el museo del Cairo




Las enormes y mutiladas estatuas que reproducen en piedra la figura del faraón hereje; Akhenaten, procedentes del Gempaaton de Karnak, tanto la vestida con el faldellín regio y la doble corona, y que pretenden confundirlas con la imagen desnuda, desposeída de los atributos genitales masculinos, con una reproducción del rey, dentro de un misticismo profundo y enfermizo que le hiciera sentirse un ser andrógino, llevándole hasta el delirio y la demencia teológica más descabellada, de ninguna manera, tras mis prolongadas observaciones y cuidadosos análisis comparativos entre ambas anatomías, la de apariencia desnuda y sin genitales masculinos, es la del revolucionario monarca.
En mi opinión, esto no puede ser, a la luz de mis propias, aunque humildes investigaciones, sino más que una confusión y desacuerdo entre los egiptólogos más serios y concienzudos, pero también tercos y obcecados. Sosteniendo sus tesis con tanto rigor como obstinación. Sacan a colación, entre otros, tanto el síndrome de Frölich como el de Marfan. Las consecuencias del primero dejarían convertido al monarca en estéril, invalidado para procrear, cuando se sabe que tuvo varias hijas con su esposa Nefertiti, con alguna de sus propias hijas, y posiblemente algún hijo con su segunda esposa, llamada Kiya. Las consecuencias del síndrome de Marfan son inexistentes debido al estudio semiótico de varias reproducciones de Akhenaten del primer período de reinado, así como las de la última etapa de su vida, en las que se reproduce a un ser con características anatómicas comunes, sucediendo lo mismo con las de la gran esposa real: Nefer-Neferuaton-Nefertiti; La-Belleza-que nos-ha-llegado. Es bien cierto también que un nivel menor de esteatopigia parece mostrarse en las figuras antes citadas, pero no es menos cierto que en los retratos de juventud de ambos personajes, así como en la imaginería tardía, no se perciben tales anomalías.
Se podría conjeturar que esa figura aparentemente desnuda y sin genitales masculinos, y sus compañeras, pudieran ser la representación de de Shu y Tefnut, la primera pareja autoengendrada por Re-Atum, y en donde se manifiestan los principios humanos por primera vez, según la teología heliopolitana, separados en dos géneros; el masculino y el femenino, dividiendo así la fuerza incomparable de la divinidad única configurada con los dos sexos, haciendo de esta manera, al ser humano, la perla de su creación, más débil que el demiurgo.
Teorizo también, con la posibilidad de que el tipo de arte, desarrollado por el rey, dentro de unas características esteatopigias muy singulares y familiares, pudiese el regio novicio haberla contemplado, entre los misterios propios de la teología heliopolitana, y debido a su estatus privilegiado, en figuras antiquísimas, allí albergadas, en la línea de las antiguas diosas madre, representadas por divinidades esteatopigias propias de las matriarcas paleolíticas, halladas en la zona, y quizás veneradas internamente, y únicamente rebelado ese secreto místico a especiales novicios, como habría de ser el segundo hijo del rey Amenhotep III, quien al parecer, iba para primer profeta de Re, y no destinado a monarca. De ahí sus extraordinarios conocimientos que le permitieron llevar a cabo su radical cambio en el ya dos veces milenario y bien asentado sistema faraónico, y que tras sus muerte habría de retornar a la ortodoxia. Accede como heredero al trono de los faraones, una vez desaparecido su hermano mayor Tuthmés, gobernador de Menfis, y Primer Profeta de Ptah, títulos propios de los príncipes herederos. Dentro de esa esteatopigia familiar, podemos presumir también el que su madre Tiyi fuese de raza negra, como yo pienso, y por lo tanto pertenecer a una tribu donde fuese lo habitual y deseado por los varones, esa protuberancia exagerada de los glúteos, y que ello por lo tanto fuese heredado por sus descendientes. No olvidemos que Nefertiti era, además de esposa, prima hermana del rey, ya fuese hija de Tushratta de Mitanni, hermano de Tiyi, o fuese hijo del padre divino Eye, hermano de la mismísima Tiyi.
Concluyendo por lo tanto, también dentro de mi humilde opinión, que esas extrañas adiposidades, extrañas al menos en el cuerpo del rey, pudieran asimismo, responder a una exageración determinada por su propio dogma teológico en la línea de una divinidad única, autocreada, como era Atón, Re-Harmakhis (el sol naciente, o el sol en el horizonte), disponiendo, según esa nueva teología solar, originada entre los sacerdotes y credo de Heliópolis, a esa divinidad monoteísta como el Él o el Ella. Dando con esa configuración tan singular, en el ámbito del arte dirigido por Akhenaten (Amenhotep IV), ese aspecto andrógino que elevaría a su figura al estatus propio de la divinidad única y hermafrodita, por ello sin necesidad de paredro. Teología solar, en la que él habría sido iniciado durante su estancia prolongada entre los sacerdotes del norte en el templo de Heliópolis, e incluso entre los sacerdotes del dios Ptah de Menfis, patrón de orfebres, arquitectos, artistas, y oficios artesanales, donde sabemos que estuvo, y donde aprendería todo lo necesario para iniciar la profunda revolución artística y arquitectónica en todos sus ámbitos y matices. De que este hombre poseyó un talento inequívoco, es incuestionable, pero también lo es la instrucción especial que recibió, y en la que se apoyó, así como la inmensa fortuna que su Padre Amenhotep III, llamado “El Magnífico”, le dejó en herencia. Era su padre, el gran Amenhotep, el tercero de su nombre, el monarca más rico del mundo.
Concluyo diciendo: que si pretendemos ver a Akhenaten retratado fielmente en esas figuras de características expresionistas, casi caricaturizadas, es como si pretendiésemos ver a la modelo, exactamente retratada en el retrato que Picasso realizó a la mecenas norteamericana Gertrude Stein, por poner un ejemplo suave, amante de las vanguardias, y tantos otros más abstractos, como algunos realizados a Dora Maar, o los de Jacqueline Roque. Sencillamente, y en mi opinión, Akhenaten, un visionario vanguardista, en su nueva doctrina religiosa, incluyó también novedades artísticas muy revolucionarias acordes con el conjunto, creando así una nueva estética, volitivamente originada en su extraordinario cerebro, y que sin duda alguna, le llevó a realizar la reforma más compleja, gloriosa y contundente que haya visto el ser humano, como así también, tanta inteligencia, le habría de llevar a la demencia que le apartó totalmente de la pura realidad, recuperándola posiblemente, solo y para su gran tristeza, al final de sus últimos y aciagos días. Aquellos en que la gran nación de Egipto, la primera potencia hegemónica del momento, se encontraba sumida en el mayor desastre social y político interno, y sobre todo, y lo que era peor, en el ámbito de las difíciles relaciones internacionales, con un imperio hitita muy reforzado, y con deseos de arrasar al riquísimo país de las Dos Tierras.
Eduardo Fernández Rivas
Lugar de Fiunchedo; 17-11-2010

martes, 9 de noviembre de 2010

MAJADERÍAS PAPALES



UNA DE IGLESIA CATÓLICA

Foto: el faraón Akhenaten (Amenhotep IV)
XVIII Dinastía (S. XIV a.d.C.)
Museo del Louvre (París)
Realmente el arreglo de las vestiduras y corona ritual es
casi exacto al del papa de Roma. Anacronismo absoluto.

El desarrollo de las sociedades ha sufrido un retraso de veinte siglos a causa de las profundas mentiras impuestas a sangre y fuego, propias del abominable dogma católico, de su irracional inmovilismo aristotélico, y la terquedad enfermiza y fanática de esa iglesia, sobre todo, allí donde esta ha ejercido más expresamente su criminal influencia. En pocas palabras: “La iglesia, en sus métodos de enseñanza y adoctrinamiento, ha promovido siempre la ignorancia, la mentira y la miseria en todos los ámbitos. Ello, como medida de un interés calculado, así como motivada por un instinto de autopreservación, creando milagrerías santeras y perniciosas, sacándolas luego a las calles, ya mediante espantosas y macabras procesiones, y fiestas patronales del santo, o de tal o cual clase de virgen, y que luego, hábilmente convierte en tradiciones, siendo ello la disculpa para perpetuar tales disparates, propios de culturas desaparecidas hace siglos. Convirtiéndonos en ese ámbito escatológico en fósiles vivientes. Un pueblo, en el que ese tipo de tradiciones pesan más que la razón, las libertades y todo lo cívico, difícilmente podrá adaptarse a sistemas de gobierno democráticos y progresistas, ya que sus mentes están cargadas de nefastas fábulas, y sus corazones, por lo tanto, se mueven y conmueven al compás de tales majaderías, las cuales, para su propia desgracia, y del conjunto, consideran absolutas verdades”.
La visita del papa-faraón, con una parafernalia de teatro macabro medieval, no es más que una trasnochada celebración jubilar anacrónica, propia de los jubileos de los antiguos faraones. La iglesia católica es el fósil vivo y casposo que se niega a desaparecer, de aquellas religiones del Antiguo Egipto o Babilonia, respetables para su época, pero no para la nuestra. El papa después de la serie de majaderías y crueles atropellos contra personas y colectivos, pronunciados en la reciente visita a Santiago de Compostela y Barcelona, debiera ser considerado en nuestro país persona non grata, y el dogma católico que preside, ser puesto fuera de la ley y desguazado a perpetuo.


Eduardo Fernández Rivas
Lugar de Fiunchedo; 08-11.2010