lunes, 6 de mayo de 2013

GRUMETES METIDOS A POLÍTICOS

LA CRISIS Y EL GRUMETISMO POLÍTICO Políticos, en una gran mayoría, de una bisoñez profunda, es lo que nos ha tocado desde el inicio de esta supuesta democracia, ya confirmada en falacia. Grumetes que por mor de las circunstancias sociales y políticas más nefastas ascienden sin pudor alguno, ni obstáculos sociales, al estado de gloria de mandamases de todo nivel administrativo. El grumetismo más descalabrante y necio se apoltrona sin que nadie se dé cuenta del grandísimo error que ante nuestros ojos se estaba cometiendo. La mediocridad y la caspa al poder, y lo que es peor; entronizada. Se facilita y premia, al entrar en el partido, aquella charlatanería propia de feriantes. Embozada, eso sí, en unos cuantos cursos formativos adecuados a los intereses de los partidos políticos. Cursos además, qué únicamente podrán pagarse unos pocos. Los otros, morralla para trabajos menores, a la espera desesperante de una oportunidad que generalmente nunca llega, sin contar qué algunas de esas personas así apartadas y honestas en esa ideología, pudiesen poseer un talento superior. Los pícaros grumetes trepas, asociados y ascendidos entre ellos mismos a capitanes de navío, sin la formación verdaderamente adecuada, ni experiencias vitales o profesionales que les facilitasen el conocimiento de la dureza de sacar una vida adelante, propiciaron todas estas situaciones kafkianas, injustas, y de pseudodemocracia, alumbrada por mediocres encumbrados que se aprovecharon de las circunstancias. Ahí los tenemos, a una enorme mayoría, y desde hace casi cuarenta años, sin permitir la sana alternancia y el necesario relevo. Aquí lo que se impone es un quirúrgico Motín Abordo sin paliativos. La nave social está que hace aguas por todos los sitios, y no han de ser, a tenor de sus obras y los resultados consecuentes, esos grumetes, en sentido ya de germanía, de canas capilares y discurso rancio y revenido, quienes nos saquen de este drama que amenaza en convertirse en tragedia de hundimiento. Las frivolidades, mediocridad, y soberbia de los oficiales de este Titanic, nos han de llevar, si la sociedad no lo remedia, a precipitarnos en las simas más profundas de un océano infinito. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo: 06-05-2013

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