jueves, 9 de octubre de 2008

SADA Y EL AMBULATORIO

SADA; AMBULATORIO Y RECETAS MÉDICAS
ULTRAJE A NUESTROS MAYORES

Resulta chocante que en estos tiempos tan informatizados, y cuyas prácticas todo lo mejoran y aceleran, el ambulatorio de la seguridad social de Sada (desconozco si en los demás del reino ocurre lo mismo), tenga que condenar a nuestros mayores, algunos con problemas de movilidad y sueño, a darse un madrugón, únicamente para retirar las recetas de sus medicamentos, algunos de ellos generalmente de por vida.
A las 9 de la mañana deben estar esos pacientes, en la consulta médica con sus tarjetas y demandas, haciendo espera de al menos 45 minutos para que el médico salga a pedirlas, y habitualmente otros tantos, hasta que el facultativo, como si de una prodigiosa aparición mariana se tratase, y desesperadamente deseada, vuelva a salir aureolado de una luz evanescente, proveniente del interior de su sagrado tabernáculo, y que deslumbra a los admirados y doloridos pacientes, a devolver las tarjetas y las recetas ya cumplimentadas. Y desde allí, los pacienciosos dolientes, continuarán su lastimoso peregrinaje hacia la farmacia, y luego hasta sus hogares.
Resulta inadmisible que a nuestros mayores se les trate de esa manera tan cruel e injusta. Por otro lado, la incómoda ubicación de ese ambulatorio, en la mitad del recorrido de la antes conocida como “Corredoira Grande”, y desde hace algunos años C/ del Párroco Villanueva (jamás en entendido cual han sido los méritos y obras de un cura para que se le erijan monumentos en plazas, y se bauticen las calles con sus nombres) de tan difícil acceso, debido a la empinada subida, agrava todavía más las posibilidades de nuestros mayores.
Pero, a lo que íbamos, aquella sinrazón en el desprecio a nuestros padres y abuelos en el asunto de las recetas. Con lo fácil que resulta, a través de los ordenadores, el abrir unos archivos, y así allí mismo, en recepción, sencillamente, llegue el paciente, y con su tarjeta médica poder retirar, a cualquier hora menos intempestiva sus recetas. O sencillamente, determinar el paciente en que farmacia quiere, ya de manera permanente, recoger sus medicamentos. La informática interactuada con el ambulatorio, facilitaría esa cómoda posibilidad. Entonces, ni siquiera sería necesario acudir a tan fastidioso dispensario. Esto cuando nos referimos a medicamentos de por vida o de tratamiento prolongado. ¿Será quizás que parte del personal de ese centro médico no esté preparado en el ámbito de la informática más básica? ¿O quizás oscuros intereses, de trifásico enchufe y otros, sean los que acarreen tales inconvenientes a nuestros mayores, por mantener nuestros gestores a un personal incapacitado y heredado? No lo se, sencillamente lo pregunto.
Desde aquí, exigimos que se ponga fin a estas prácticas tan ultrajantes y desconsideradas de manera inmediata, o llevaremos el caso a donde proceda.
Lo que es verdad incontestable, por lo que aquí tratamos, es la falta de respeto hacia nuestros venerables abuelos y abuelas.
Y además opino, que el poderío armamentístico de EE.UU. debe ser destruido, ya que lo mismo que la Antigua Roma, en él basa su trasnochada bobería imperialista.

Eduardo Fernández Rivas
Fiunchedo; 09-10-2008