lunes, 15 de abril de 2013

LETICIA ORTIZ , PRINCESA CONSORTE A DESCABELLO

LA CRISIS Y LA REGIA FAMILIA ESPAÑOLA. LETICIA ORTIZ A DESCABELLO La publicación del libro de David Rocasolano, deja en evidencia todo aquello, y más, que la mayoría de la sociedad española pensamos en su momento. Leticia Ortiz, caprichosa hasta en la z de su nombre, era ya un símbolo de soberbia para quien sepa leer entre líneas. Abortos, relaciones varias, divorcios y otras cosas, ponen en circulación la evidencia de quien es y como es esta señora, al tiempo que colocan a Felipe Borbón en una situación tal que le convierten, cuando menos en un ser de poca perspicacia y talento para elegir a una futura reina de España. De todos es bien sabido que los Borbones siempre han metido en sus alcobas amantes y queridas de todo tipo y nivel, pero acababa, aunque no se conociesen personalmente, desposando con la elegida por un consejo regio, al que sin duda el futuro esposo daría su conformidad. Si la cosa luego resultaba en enamoramiento, pues mejor. Aunque de todas maneras, Austrias y Borbones, primos todos ellos en diferente parentesco, generalmente mal llevados y enfrentados en guerras devastadoras durante años, debido a caprichos personales e imperialistas, acababan llevando hasta su piltra a todo tipo de amantes y putas. Algunas de ellas con tanta suerte como la Pompadour amante de Luis XV, la Du Barry (conocida como Mademoiselle Beauvernier en los burdeles parisinos), a quien separó de su marido, lo mismo que a la primera, convirtiéndola en favorita oficial, recibiendo todo tipo de honores y títulos, como el de marquesa y duquesa, siendo hija de una puta conocida, y siendo ella también educada por su madre para tal oficio. Los reyes y príncipes herederos jamás se casaban con mujeres tan livianas. Nuestro Felipe de España, rompe la regla, y en un acto de modernidad mal entendida, acaba colocando a la corona, ya maltrecha y renqueante, debido a las veleidades del monarca, en el disparadero de recibir el tiro de gracia, y demolerla hasta el punto de propiciar, tales comportamientos, el advenimiento de la deseada III República. A ella y a su suegro, les deberemos tan inmenso favor. Una Pompadour de medio pelo se acaba de cargar la siempre irregular restauración monárquica española. Se acabaría con los restos franquistas definitivamente, enterrando sus dañinos aromas en una tumba bien profunda, la del escándalo traído por gentes carentes de la dignidad necesaria para detentar unos cargos que han de ser los más limpios y transparentes de todos los cargos públicos. No han sabido estar a la altura. Caspa coronada que hay que poner en su sitio. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 15-04-2013

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