jueves, 25 de abril de 2013

LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA HERIDA

LA CRISIS Y LA DEMOCRACIA HERIDA La democracia, ¡ay la democracia! ¿Dónde está que no la cato? Fue un sueño aquel de hace casi cuarenta años en qué percibimos la posibilidad de avanzar hacia una democracia. Palabra que durante tantos años de fascismo franquista estaba prohibida y erradicada de todos los medios y conversaciones. Sonaba a revolución, tortura, y a condena legal por traición. ¡Qué ingenua la sociedad española de entonces! Consintió, tras la muerte del dictador, esa sociedad amedrentada y arrodillada, qué los fascistas continuasen en sus puestos y cargos sin exigir responsabilidades. Al permitir tales despropósitos era sabido, a poco que se observase, que eso no podría traer nada bueno. Asegurados así en sus puestos y cargos, por mor de un pretendido nuevo sistema democrático, tenían patente de corso para continuar en sus manejos de todo tipo. Si en otros artículos de esta línea ya digo que nuestra democracia es coja, ahora ampliando la cosa, diré que además resulta invisible. Aquellos que durante tantos años de dictadura impusieron el terror, continuaron hasta hoy haciendo lo mismo pero con suave guante de seda que oculta la acción. Gobiernos socialistas, además de impropios, con las manos atadas por el miedo, y trufado ese partido por misiles católicos, y por tanto de mente ultraconservadora y dogmática, tampoco consintieron el verdadero acceso a la democracia real. Hoy a aquellos los tenemos de nuevo en el gobierno por la tibieza socialista, y con una mayoría que los ensoberbece. Han vuelto con gloria ciudadana, y eso les da una seguridad que ejercitan de manera despótica y sin freno. Únicamente las manifestaciones multitudinarias y bien activas les harán comprender que después de quince meses de inoperancia ya están de más en el gobierno. Acabando con todo lo poco bueno que tantos años tardamos en conseguir. Los países del sur de Europa, e Irlanda deben unirse para hacer frente al lobo feroz que nos devora. Esa Troica, y otros más, no tienen derecho a eliminar la felicidad de tanta ciudadanía así arrastrada. Una monarquía franquista y reprobable protege también todo este miserable estado de cosas. Una alcahueta coronada y llena de aprovechados y carotas. Tenemos la obligación de hacerles frente y ya. De no ser así todo estará perdido y por mucho tiempo. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 25-04-2013

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