viernes, 3 de abril de 2015

SEMANA SANTA, ESPAÑA TOMADA POR LAS TROPAS DEL ESPANTO

Semana Santa y su paganismo de papanatas Desde Constantino I, llamado el Grande por la iglesia, el cristianismo se convierte, además de en pretendidamente católico (universal), en el sumidero de un paganismo icónico, y carente ya de todas sus esencias más sociales e igualitarias. Pasa a ser por virtud de Nicea y lo que siguió, un credo inflado de majaderías, propias de ignorantes y paletos. Quedan despojadas también todas las creencias anteriores de su verdadero sentido, más que de obligación, de protección hacia todo tipo de materias y artes, que se cobijaban en la seguridad de las necesarias y justas subvenciones públicas para su desarrollo. Eran por lo tanto, aquellas, divinidades patronas de todo lo político y social, más que divinidades impuestas por obligación de creencia, exceptuando, claro está, determinados momentos de políticas autoritarias, secuestradas en manos de sibilinos sacerdotes y rigurosos militares ultraconservadores. Es en parte nuestro caso. Las reformas y contrarreformas subsiguientes no hicieron más, dentro de una furia y rabia incontenidas, que agravar y perpetuar todas las atrocidades que de esa religión se derivaron. A día de hoy, si exceptuamos una mayoría social joven y preparada, el resto, en un tanto por ciento muy elevado continúa, al menos en este país llamado España, de la que se dijo y es bien cierto, que era la reserva occidental del catolicismo, triste baldón, el resto como decíamos, continúa imbuido de ese catolicismo más casposo y circense, lastrante de todo progreso. Es bien triste el ver todo ese despliegue procesional macabro enseñorearse de las calles de una gran mayoría de los pueblos y ciudades de este así oscurantista y retrógrado país. ¿No tienen esos creyentes de la nada, ya a sus santos, cristos, y vírgenes dentro de los templos? Los pueden ver ahí todo el año, y sin que se resfríen. ¿Pues entonces a qué pasearlos por las calles en un ejemplo de soberbia hacia los no creyentes? Se los pasean por las narices en un acto de ramplonería infinita. No se dan cuenta esos creyentes, que con ese tipo de actos no hacen más que demostrar su profundo sentimiento de insulto público e imposición de su inane dogma a personas mucho más preparadas y racionales que ellos, y acordes con la actualidad. ¡Vamos, esto de las procesiones resulta una chifladura sin medida! Llenan las calles de cachos de palo coronados. ¡Un espanto! Y tras los que van llorando y venerando de manera lastimera, como si no hubiese ya bastante dolor en el mundo, en un acto de irracionalidad enfermiza, que debiera ser tratada por todo tipo de profesionales dentro de la psiquiatría y la psicología más avanzadas. Aunque me temo, que la mayoría de esas gentes han de ser, a estas alturas, casos perdidos, que debieran pasar a recintos apropiados a tales locuras, y en los que habrían de sentirse felices entre iguales. ¡Se despellejarían, como ya sabemos, por cuestión de matices dogmáticos! A tanto llegan esos desatinos propios de chavetas. ¡Que cosas tan chabacanas y espantosas pasan aún en esta España de mis amores! ¡Un baño de revolución a la francesa de 1789 sería lo idóneo! Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo-Sada, 03-04-2015 El cuadro pertence a la colección: "Viudas de Dios" y se titula: "Cristo Yacente" aunque no muerto según confirma la Magdalena con su tocamiento...¡ale, alegría pal cuerpo! Autor: Edurado Fernández Rivas Año: 2009

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