viernes, 17 de abril de 2015

RODRIGO RATO Y SUS RATERÍAS

Rodrigo Rato y su desvergüenza En el año de 2012 ya hablé largo y tendido de las andanzas del señor Rato, y de la herencia bancaria familiar cuando nadie, o muy poca gente, se creía que tan elevado personaje, que a punto estuviera de acceder a la presidencia de este país, pudiese estar incluso en delitos de tanta gravedad. Hoy, y ya descubierto su execrable comportamiento de amplios derivados financieros, fiscales, y monetarios, podemos decir que cosas tan graves y profundas ha de resultar imposible cometerlas en solitario. Sospecho por lo tanto, y apunto hacia arriba, políticamente hablando, que otras personas de cargos públicos muy destacados han de estar asimismo implicados y repercutidos en tales delitos. De ahí los nombres que se nos ocultan. Y sin tratar de jugar a ser adivino diremos que en breve, debido al escándalo de tal ocultación, y presionado el gobierno por los medios y la sociedad estafada, hemos de conocer esas filiaciones. Rodrigo Rato no consentirá, por otra parte, ir solo al patíbulo. Cantará el brindis de “La Traviata”, descubriendo sibilinamente nombres. La desvergüenza instalada en la clase política española no tiene parangón en ningún estado de nuestro entorno. La corrupción como excepción existirá siempre. Leyes adecuadas dentro de un in eligendo y un posterior in vigilando, detectarán bien pronto ese tipo de desviaciones, aplicando sobre los culpables las penas adecuadas, tras unos rápidos juicios. Aquí se eternizan los procesos de este tipo, con lo cual la justicia se demuestra injusta, y lo que es peor, protectora de este despreciable tipo de delincuencia que a todos, y sin excepción, nos estafa. Los despojos, y las peores herencias franquistas, trufan todos estos comportamientos, incluida la justicia, dignos de aquella carencia de políticas, propias de bandidos y pícaros que accedieran al poder mediante el crimen y todo tipo de latrocinios. Todo ello aún permanece instalado en la detestable casta política española que hasta ahora nos mal gobernó, y que desde la muerte del dictador, y sin haber exigido responsabilidades, se viene relevando sin vergüenza alguna en las diferentes generaciones de aquellas gentes que nos, en vez de gobernar, estafan. ¡Qué tristeza de país! El hazmerreir del mundo. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo-Sada, 17-04-2015

No hay comentarios: