ELPIDIO SILVA Y SU CALVARIO

EL PROCEDIMIENTO ABIERTO CONTRA EL JUEZ SILVA El proceso abierto contra el juez Elpidio Silva no es más que una farsa, promovida desde la sombra por un poder oculto, y dentro de la política más conservadora y retrógrada española plagada de tintes fascistas originada en tiempos de la detestable dictadura franquista. Lo que se pretende, lo mismo que a la ciudadanía con el tasazo, las leyes mordaza y otras, es atemorizar a jueces independientes y con criterio que no se doblegan ante el poder político de turno, pretendiendo ejercer sus obligaciones de la manera más eficaz y justa. Se le acusa de prevaricación en el caso Blesa. ¡Un disparate! Sabemos qué si la sentencia de un juez considerando que no se ajusta a verdad, o resulta confusa y torcida, entonces jueces de instancias superiores tienen la facultad legal de reprobar esa sentencia y aplicar la que se decida verdadera. Esto sin más escandaleras públicas. No se me escapa, por otro lado, que las despreciables insidias vertidas sobre un dudoso equilibrio mental del juez Silva, provienen de una clack multiforme muy bien montada y promovida por los poderosos amigos de Blesa con la finalidad de desacreditar al juez y así poder inhabilitarle a perpetuo y encerrarle en un psiquiátrico. Una mezquindad diabólica de prácticas inquisitoriales sin precedentes. Lo consiguieron con el juez Garzón y ahora van a por el señor Elpidio Silva. Y como no hay dos sin tres, me imagino que el juez Castro será el siguiente. Posiblemente Ruz también estará dentro de los intereses de esa mafia que ha de tener ya las garras dispuestas. Este país hace aguas por todos lados. Cuando la justicia falla es el síntoma más claro de la derrota de un sistema democrático, y en nuestro caso patrio todavía en pañales. El franquismo más ultramontano y solapado está aflorando bajo la protección del nacional catolicismo que impregna y aún domina la mayoría de los medios y la política actual de gobierno de este así infeliz país. Para salir corriendo y no regresar jamás. España necesita una verdadera revolución desde abajo. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 27-04-2014