miércoles, 23 de abril de 2014

DEMOCRACIAS COJAS Y FALACES

DEMOCRACIAS COJAS Y FALACES Estamos hartos de democracias cojas y falaces como la nuestra y muchas otras. Aunque también es cierto que las hay mejor estructuradas y más eficaces, pero que a nosotros los españoles nos quedan bien lejos. La desafección profunda hacia la casta política que tenemos es una evidencia de lo que decimos. Ellos y ellas se lo han labrado. La corrupción política generalizada e impune, y en todos los niveles conduce a esta situación de crisis, qué añadida a la otra, convierten a este país en un desastre integral y peligroso sin precedentes. Mientras los cargos públicos de ambos géneros no salgan desde unas asociaciones de barrio, libres, propias, y sin presiones de ningún tipo, elegidos de entre aquellos que en cada barrio o aldea conocemos como los más honestos y válidos, la democracia no será verdadera. Una justicia verdaderamente independiente y vigilada, unos medios sin subvenciones versus vasallaje, y los necesarios y ejemplarizantes castigos para aquellos gobernantes que se demuestre corruptos. Devolución de lo robado, juicios rápidos y cárcel, y según los delitos, desde una semana hasta los años que procedan, pero que pisen la cárcel. Sueldos a esos cargos electos iguales al sueldo medio interprofesional y sin otro tipo de prebendas. Aforamientos y monarquía: ¡fuera ya! Quienes nos gobiernan deben por obligación del cargo respetar al pueblo soberano y dar ejemplo de honorabilidad y transparencia. A fin de cuentas es el pueblo quien produce los beneficios que entre todos y equitativamente han de repartirse. Sin diferencias abrumadoras que pudieran agraviar a esa ciudadanía trabajadora y esforzada, actualmente tan mal tratada por unos políticos espoliadores, verdugos, y fuera de la realidad común, que se ríen de todos nosotros. El ser humano lleva en sus genes la posibilidad de corromperse, aunque unos más que otros. Por ello, incluso el más honesto cuando accede a cargos públicos, y siguiendo aquel acertado refrán que dice qué “la ocasión hace al hombre ladrón”, debe ser vigilado con leyes ad hoc y efectos contundentes. Jamás deben superarse dos legislaturas en el nivel y cargos que fuesen. Lo que supere ese plazo será ya corrupción. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 23-04-2014

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