miércoles, 2 de abril de 2014

ARTUR MAS Y SU PARTICULAR REPÚBLICA CATALANA

ARTUR MAS Y LA REPÚBLICA DE CATALONIA A la búsqueda desesperada de un lugar en la historia, más que a un proceder de política patria, es, al menos en mi opinión, en lo que anda el señor Artur Mas. Se ha metido en un juego del que difícilmente podrá salir con éxito. La política catalana cercana a la empresa y todo tipo de industrias de cierto nivel de rentas, dentro de la tradicional burguesía catalana, para nada admitirá las intenciones secesionistas. Desde hace siglos imbricada ese tipo de política en los entresijos del poder central quien favoreció sus rentabilidades de manera incontestable y variada por todo el territorio peninsular y de ultramar, no ha de aceptar ese tipo de comportamiento que habría de convertir a Cataluña en una especie de pavesa ya sin fulgor ni calor, y por lo tanto un satélite que ruega en la búsqueda de planeta que le acoja. Cosas tristes y que recuerdan a Pau Clarís de tan trágico final, tras proclamar la República Catalana allá por el siglo XVII, durante la sublevación contra las atropellos de la milicia y leyes reales gestionadas por el valido de Felipe IV, a la sazón rey de Las Españas, en el ámbito de la llamada por el conde-duque de Olivares, Unión de Armas que provocó “La guerra dels segadors”. La sublevación no solo fue contra las leyes de Felipe IV, sino también contra la mayoría del funcionariado catalán proclive a la política estatal. Tras la promulgación de la República Catalana, sobrevino la incorporación de la misma, perdidos ya sus precarios atributos de independencia, a la entonces enemiga corona de Francia. Luis XIII rey de Francia fue nombrado Conde Barcelona y casi de inmediato rey Luís I de Cataluña. Sobrevino el desastre y el rebelde condado retornó con las orejas gachas al estado español. Parece que de nuevo unos cuantos políticos oligarcas de ambos géneros, quieren repetir aquella triste experiencia arrastrando a jóvenes desilusionados por la crisis, y a gentes confundidas y desconocedoras de su propia historia, enarbolando una bandera independentista sin futuro alguno. No se olviden que a Pau Clarís, a quien le cupo el honor dudoso de aquella proclamación republicana, le asesinaron. Advertencia a navegantes. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 31-03-2014

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