jueves, 8 de agosto de 2013

PAJARILLOS ASUSTADOS Y LLORONES

LA CRISIS Y MÁS CRISIS, LOS ESPAÑOLES: PAJARILLOS ASUSTADOS Y LLORONES Resulta innegable, a tenor de los nuevos precios a la baja, en todo tipo de consumo, pero sobre todo en aquellos de primera necesidad, tal como podemos observar en tiendas y centros comerciales, qué durante muchos años la falta estratégica de supervisión y control por parte de los responsables políticos de todo nivel y rango, desembocó en un alza en los precios, que disparó, a capricho de intermediarios, consentidos por ser amigos, desde sus cofradías, de unos poderosos cargados de codicia práctica. Todos a chupar de la inagotable teta ciudadana que para eso está, según pensaban. Eso se acaba, y los precios comienzan un retorno a lo razonable. Y el margen de ganancia aún sigue siendo rentable. La crisis multiforme acabó destapando todo ese inmenso fraude, poniendo de manifiesto la desvergüenza de nuestros mandatarios del color que fuesen. Un simulacro de democracia pactada tras la muerte del dictador. El sistema continuaba bajo el barniz de caoba con el que todo se revestía. Madera de mal pino, apolillada y presentada con tal barniz. Bolardos a tutti ple, rebajas en los niveles de alcoholemia, y todo tipo de zancadillas y trampas paternalistas, únicamente dispuestas como acoso y derribo para asustar, confundir y saquear indiscriminadamente a una sociedad ya infeliz y precarizada a causa de unos decretos multiformes, crueles, e injustificados, propios de unos gobiernos insensibles y voraces. Los gobiernos democráticos se eligen para que faciliten la felicidad de sus votantes, y no para que se conviertan en sus verdugos y salteadores. A tenor de lo dicho, la sangre ciudadana en este país, o está muy aguada, o es inservible de natural como para dar la respuesta adecuada a tanta inmoralidad. Aquí se promulgan leyes y decretos en contra del sentir ciudadano, fulminando a una sociedad de tal manera acorralada. Nadie responde adecuadamente. Por eso hacen de nosotros lo que quieren, y como lo saben, encima se ríen en nuestras narices. Hasta los gorriones, llegado el caso, se rebelan contra la escopeta del cruel cazador. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 18-07-2013

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