San Fermín, unas fiestas con derivadas salvajes y
anacrónicas
¡Qué vergüenza,
incultura y poca madre! Unos medios noticiando como algo glorioso y a conservar
esas derivadas propias de salvajes primitivos y ancestrales. Unos toros
corriendo desconcertados y aterrorizados por un estrecho conducto repleto de
gentes sin sentido ni sentimiento alguno, y que exponen sus vidas a cambio de
una diversión insensata, propia de gentes alienadas que lleva a esos nobles
animales a una muerte injusta por decreto de una tradición miserable y
anacrónica, en el matadero sangriento de la plaza destinada al sacrificio más
deshonroso, desagradable y sádico. Lo mismo que Bous al carrer y muchas otras que por desgracia salvaje todavía
tenemos en esta España llena de flecos despreciables y que se nos quieren
seguir vendiendo como algo más que sublime, cuando es propio de gentes
asilvestradas y sin respeto por la vida de unos animales inocentes y hermosos,
y en ocasiones desgraciadas ni por la suya. Familias destrozadas en nombre de
locuras tales.
Que bueno que llegasen
los marcianos o venusinos y viéndonos como animalitos sin seso también
decidiesen, sin contar con nuestra aprobación, en hacernos correr por las calles
cerradas y unos animales traídos de sus planetas persiguiéndonos y matándonos,
ya que aquellos extranjeros siderales nos considerasen poco menos que seres
irracionales. Cuanto gritaríamos desgarrándonos en nuestra desnudez diciendo a
voz en grito ¡somos humanos e inteligentes, no somos animales! ¡Cuánto!, esos
venusinos y marcianos se reirían de nuestros gritos de dolor y crueldad, para
ellos tan divertidos e hilarantes, sin darse cuenta en la diferencia del
sufrimiento ocasionado por tales despropósitos.
En a Taberna do Croio
despreciamos ese tipo de diversiones por salvajes y carentes de todo
sentimiento. Quienes participan y las fomentan más que humanos seres semejan
gentes enloquecidas llenas de una fiebre insensata y fuera de todo orden
verdaderamente humano. Pareciesen no pertenecer a la estirpe humana verdadera.
Monstruos disfrazados de humanos. No creo que el santo Fermín disfrutase con
tales aberraciones.
Eduardo Fernández Rivas
Lugar de
Fiunchedo-Sada; 10-07-2016
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