lunes, 11 de julio de 2016

Leo Messi y su padre, un par de golfos

Todos somos Leo Messi
Pero qué desvergüenza y desproporción esa insultante campaña del Barça a favor de un par de defraudadores, padre e hijo, de cantidades millonarias a la búsqueda de un perdón judicial y de hacienda, como si de un salvador de la patria se tratase. Algo insólito en un país decente y con instituciones serias y objetivas. El que la hace que la pague.
Personas decentes y trabajadoras expulsadas de sus casas por un quítame allá esas pajas en comparación con lo expuesto. Además a todos nos atañe ese tipo de fraudes, y encima si la sentencia es rotunda por culpables se pretende que el club azul grana corra con los gastos, sea de manera solapada en una subida de sueldo al jugador argentino o bien de manera abierta correr con todos los gastos civiles ocasionados por la sentencia. Jamás pude entender como un sector tan mayoritario puede verse entregado a cosas tan tontas como pueda ser el fútbol y otras. Negocios infinitos, semejantes en su estructura al fraude multiforme de la secta católica. Grandes subvenciones estatales sufragadas con el dinero de todos, pero que no en todos repercute en materia de beneficio. Fraudes inconmensurables a la vista de una sociedad ciega y por ello consentidora. No olvidemos que la situación de crisis actual y desde hace ya algunos años, tiene, según Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, unas especiales singularidades en lo que a España se refiere, y en su libro: “El Precio de la Desigualdad”, en el que dedica un capitulo aparte a la crisis en España, diciendo entre otras cosas que en nuestro país han fallado por estrategia interesada los mecanismos de supervisión y control. Está diciendo entre otras cosas que la política y las instituciones, de alguna manera son corruptas en España, y desiguales en el tratamiento a los distintos sectores ciudadanos. Encubierto todo dentro de una justicia artera y cargada de argucias legales, heredera incuestionable del régimen autoritario fascista liderado por Franco y sus secuaces. El futbol debiera ser únicamente de nivel local y modesto, destinado a entretener a un sector ciudadano minoritario y poco más, lo mismo que la secta católica antes citada. Entre ellos y otros cuantos devoran una parte importante del erario público, gestionado así por poderosos y astutos entendidos en la materia, burlando mediante intoxicación continuada a una sociedad engañada: ¡lanistas, gladiadores, y culto divino al voraz emperador!

Eduardo Fernández Rivas

Lugar de Fiunchedo-Sada; 11-07-2016  

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