jueves, 21 de agosto de 2014

LA ESTAFA LLAMADA CRISIS

LA CRISIS Y SUS DESARREGLOS AMAÑADOS Estamos más que hartos de la cacareada crisis quien como gaviota alborotadora vuela tan alto que no es posible atraparla. A no ser que ella misma quiera bajar y ofrecerse. Cansados de tanto circo mediático compuesto por las mismas caras y los mismos discursos. Pero nadie arregla la situación. La casta política entre enchufismos y asesores a dedo continúa en sus trece y catorce de hacer lo que le da la gana, desoyendo con toda desfachatez los mensajes y poniéndose gafas oscuras y gruesas para no ver lo que hay. Corrupciones a troche y moche ya bien aclaradas y determinadas, y únicamente a la cárcel alguno como gesto pero nada más. Y seguramente amenazado entre rejas para que no cante. Y si lo hace pueda aparecer colgado en la celda como aparente suicidio. Todo resulta tan falso y confuso que nadie ya en este país, de entre la clase dirigente y financiera, puede ser creíble. El gobierno con toda la cúpula manchada por los sobres en negro y la financiación ilegal del partido, y aquí nadie se da por enterado. Los ERE de Andalucía, un escándalo sin precedentes, que entre aforamientos y recursos, propio todo de una justicia amañada en origen, resulta ya tan vomitivo y aburrido por prolongado que da asco escuchar a jueces y cargos públicos. Todo se eterniza para desesperación de una sociedad burlada y pisoteada en sus derechos y dignidad. Nadie devuelve lo sustraído, con lo cual las sentencias judiciales resultan estúpidas, farragosas, y secuenciales, tapando la siguiente a la anterior a la búsqueda de un olvido estratégico social. Tiene esa casta cutre y descarada sometida a esta sociedad española a la indiferencia y a la estafa multiforme. Un estado democrático es una empresa, y el empresario es la ciudadanía al completo, y que trabaja para sostenerla. Los gestores de toda laya la expolian y la endeudan. Nadie da explicaciones, y entre todos ellos se tapan, y a enviar dineros de todos a sus cuentas y luego al extranjero. Lo de Pujol no tiene nombre, y mucho me temo que la cosa sea generalizada. Los empresarios del estado democrático debemos responder adecuadamente. De no ser así estaremos perdidos y más humillados que nunca como individuos y como sociedad cobarde que permitimos que nuestra empresa sea doble e impunemente desfalcada ante nuestros ojos. No se contentan con los sueldos, sino que aún roban la mayor parte de los beneficios que esa empresa produce. Así nos endeudaron. Somos empresarios imbéciles y cómplices del saqueo ya manifiesto, en este silencio cobarde. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo: 21-08-2014

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