sábado, 30 de agosto de 2014

JORDI PUJOL, UNA FAMILIA DE CARAS DURAS

MISTER PUJOL Y SU CUADRILLA DE CARAS DURAS No hay que olvidar que el señor Pujol, expresidente de la Generalitat de Catalonia al convertir la tesorería de esa institución en la saca sin fondo de sus caprichos, no ha hecho más que trocar en paradigmático aquel gracejo catalán economicista que dice: “La pela es la pela”. Y aunque la cosa venga ya de muy lejos, también es verdad que tampoco han hecho asco a los euros. Resulta incuestionable que tras el tremendo saqueo, yo diría que paradigmático, de las arcas públicas catalanas y más, transforma a esas infinitas bolsas de dineros en la cueva de Alí Baba, metamorfoseando asimismo tanto al Fagín de Oliver Twist de Dickens como al Monipodio de Rinconete y Cortadillo de Cervantes en dos ingenuas y dulces damiselas que solo se atreviesen a tomar de la boeta lo estrictamente necesario como para comprarse unas bragas nuevas. ¡Qué cara más dura la de esa familia al completo! ¡Qué cinismo y que hipocresía! Exigir una cosa a la ciudadanía y ellos descaradamente a ejecutar lo contrario, y no en secreto. Estoy seguro que la connivencia fue extensa y profunda. Cofrades irredentos del patio de Monipodio. No existe desvergüenza mayor que ese comportamiento de tales guripas. Debieran ya, y a la luz de las pruebas existentes, ingresar toda esa tropa en prisión preventiva. No vaya a ser el demonio que estén preparando la huida a la manera de aquel Roldán jefe de la Guardia Civil de tan funesto recuerdo. Rostro de avaro recalcitrante dirigiendo a un equipo de bandidos en provecho de sus más cercanos familiares. Y a buen seguro que repartiendo migajas donde fuese necesario para mantener el semisecreto con cierta discreción… ¡Que desvergüenza tan grande! Y pensamos la gran mayoría de este atribulado país que la cosa debe ser tan generalizada que esto o salta por los aires o aquí pasarán cosas muy gordas. No se pueden cometer tales desfalcos de las arcas públicas si el asunto no es estructural y viejo. Sistemático y endémico. Ya lo decía mí padre hace más de treinta años: “hijo mío este es un país de ladrones”. ¡Qué razón tenía el hombre! Y qué pena, honrado y muerto joven. Así nos va. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 30-08-2014

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