miércoles, 19 de junio de 2013

LA CRISIS Y LAS MORDIDAS DE LA POLICÍA LOCAL, O LA COFRADÍA DE FAGÍN

LA CRISIS Y LAS DIVERSIFICADAS MORDIDAS DE LA POLICÍA LOCAL Los Dalton con uniforme y pistola reglamentaria. Eso es lo que semeja el cuerpo de la policía local, al menos en muchos de sus números, pero sin nombre a la vista como sería obligado. A la señora que recoge a su nieto en la guardería la vigilan sabiendo la costumbre, para luego según aparca sobre la acera un par de minutos, le colocan la multa y se esconden en el portal más cercano. Cuando sale la infeliz, busca a los agentes para que retiren una multa injustificada en razón, pero, aún estando ellos casi a su lado, no los encuentra. Se marcha confusa y alterada, y a los pocos días la multa está en su casa. Hay que pagar una cantidad enorme que no justifica el acto de esa abuela. Si pagas en la fecha requerida, entonces es la mitad, de no ser así el incremento será de vicio y de lujo. El atraco se perpetra sin más. Casos para ilustrar este artículo hay de sobras, pero me circunscribiré al que a mí me ha sucedido hace unas semanas en Sada. 4/30 de la mañana, calle Sada D’Area, justo algo más abajo del pub “El Indio”. Aparco el coche sobre la acera, sin molestias para nadie. Seis minutos necesité. La multa 100€ a pagar, aunque era de 200€. De los agentes ni rastro, aunque su número es el 031002. Luego, si tratas de recurrir, ya sabes que todo vendrá más que reconfirmado, y por lo tanto te cargarán un incremento sustancioso. Mordidas institucionalizadas. Reparto de un botín fácilmente conseguido dentro de una trama urdida desde arriba. Estas prácticas y otras, son la diversificación que durante el periodo de la dictadura franquista se conocía como “Carta Blanca”, es decir, que cada administración obrase en su jurisdicción y materia como mejor conviniese a sus intereses, y sin tener que dar explicaciones. Todo ello, madre y padre de la corrupción, el crimen de estado, y el despropósito. La desprotección social, tanto colectiva como individual, de nuevo, y como caspa franquista, campa a sus anchas por todo el territorio nacional. Buscan el saqueo social doloso una vez asegurada la imposibilidad de defensa. En la mili, qué hice en África, en el Sáhara, Aaiún, si pretendías denunciar a un superior infame y maltratador, de inmediato, y según el código militar, ya te considerabas arrestado, con lo cual, ningún soldado podía defenderse de las maldades de un superior malvado y amargado. Conclusión: estos gobiernos vuelven a por sus fueros, recuperando lo peor de aquella dictadura en esta España disfrazada de democracia. Una farsa carnavalesca a la manera de un grotesco cuadro del belga James Ensor. Todo semeja al “Baile de la Rata Muerta” de Ostende. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 19-06-2013

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