martes, 12 de octubre de 2010

POLÍTICA DE APAÑOS

MEZQUINDADES DE LOS METIDOS A POLÍTICOS

Sería de risa si no fuese porque resulta un comportamiento totalmente irregular, y aún, dentro de la corrupción y amaños, propios de esas gentecillas sin mérito alguno y que únicamente se acercan a la política arañando por donde pueden para conseguir cargos, con el único fin de vivir de lo allí apañado que no es más que el saqueo de lo producido por toda la ingenua y corderil ciudadanía.
Ayuntamientos con exconcejales que mediante pactos amañados entre unos y otros, sin estar formando parte del gobierno, por el simple hecho del interesado capricho de uno de ellos ofreciendo su colaboración para formar gobierno, se acepta tal cosa si alguno de aquellos que ya no son, también cobre sueldos mensuales como si de parte del gobierno se tratase. ¡Qué desvergüenza! ¡Que atraco a las arcas y al sentido común! ¿Qué sociedad formamos que soportamos tales infamias en silencio?
Resulta vergonzante que estemos pasando una crisis de rosmillo, y aún sin ella, y que unos cuantos haraganes vivan de jeta por obra y gracia de pactos espurios que entre ellos se conciertan. Leyes y decretos de orden interno, que arreglan para su propio y descarado beneficio. No entiendo como la justicia y la política de más alto rango, así como la disciplina de los partidos no toma cartas en tales negocios. A no ser que por allá arriba también haya de todo y nada bueno. Y entonces, ¡todos a callar! Y a continuar en tales beneficiosos negocios, el asalto a lo que es de todos, y todos, menos ellos y ellas, producimos con nuestro esfuerzo y sacrificio para que esas gentes, burlándose de nosotros para sus adentros y entre ellos, se lo repartan y lo gocen.
Si de los comicios no ha emergido ningún partido o coaliciones con claros resultados, entonces que se repitan a ver lo que sale, pero nunca por la codicia de los cargos, hacer amaños y chanchullos de los que resulte un gobierno confuso, artero, cojo y sin cabeza, puesto que ha permitido aquello profundamente deseado que es solamente el ejercicio de mandar con la ridícula fachenda propia de un pavo sin moco, sin cola y sin cresta.
Resulta patético el sentirse, sin comerlo ni beberlo, parte de tal situación. Es para echar a correr, o correrlos a ellos y a ellas. Pero claro, la alternativa con la que actualmente se cuenta todavía es peor, y bien peor.
Siempre dije que no había dios, y lo mantengo, ya que no arregla situaciones tales. Aunque mirándolo bien, el dios de la mitología cristiana, que para nuestra desgracia, es el que por estos andurriales rige, no nos olvidemos, es autócrata, es dictador. No admite adversarios, es único. ¿Qué fue de aquellas divinidades antiguas ¡tantas había!, cuyas cofradías tenían que luchar para conseguir adeptos para sus dioses y diosas? ¡Eso era la democracia divina! el reparto de poderes en los cielos, en la tierra, en los mares, y aún en el Hades. Este dios cristiano, instalado en una mitología de refrito rancio, solo nos trajo desgracias, dolores y sufrimientos, y lo que es peor, la dictadura divina con toda su corte de corrupciones y sumisión, y que piramidalmente se reproduce en las sociedades humanas. Cuanto añoro una tercera república y el serio y beneficioso laicismo verdadero. Despojarnos de cuentos y mitos, que teniéndolos por ciertos nos ahogan. Cuanto bien resultaría de todo ello. La mejora del corrupto mundo judicial, político, social y en todos los aspectos. ¡Que se dejen de nacionalismos interesados en los que desperdigan sus adalides energías necesarias para otras mejores cuestiones, y vayamos a la tercera república que sanearía tantas cosas! Luchemos por algo que valga la pena, eliminando coronas y monarquías obsoletas. Las religiones en las casas y en sus templos, y a gobernar como se debe, sin cruces, procesiones, ni coronas engoladas y dinastías malvadas y pervertidas.
Repongamos la legalidad conculcada por el golpe de estado del 18 de julio de 1936, ¡que ya va siendo hora!, devolviéndole a la población lo que era de ella, es decir, de todos, la verdad y la justicia encarnada en las repúblicas serias. ¡Nos han robado nuestra mejor herencia! Por dignidad y por nuestra debemos recuperarla. Dejemos de nombrar y tontamente presumiendo, de una transición que nunca hubo, solo imposición y una monarquía anacrónica, y que para mayor burla y escarnio de esta sociedad que pretende ser moderna y democrática, determinada por el aborrecido dictador.

Eduardo Fernández Rivas
Lugar de Fiunchedo; 12-10-2010

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