Corrupción a la española o La Marca España.
Gürtel, Palma Arena,
Nóos, Ere Fraudulentos, Pujol, Palau de la Música, Adif, Pokemon, Púnica y
tantos otros, la lista sería interminable, son la Marca España, y por ello la señal
de identidad de una infeliz Iberia hundida en la corrupción más profunda y
despreciable. Lo peor aún no es eso sino el que sabiendo de todos estos saqueos
todavía un sector muy mayoritario siga votando como en un extendido síndrome de
Estocolmo a ese tipo de personas y partidos. Por otro lado la crítica mediática
suele ser, en el más racional de los casos, dulce y ambigua.
Somos, con tales
comportamientos parte de la vergüenza de una democracia coja, sucia, y en
diferido. ¡¿Qué clase de ciudadanía tenemos?! La justicia tampoco se distingue
ni por su limpieza ni por sentencias y aplicación rápida de las mismas. Estratégicamente
se queja de la falta de medios, pero no les vemos protestando y reivindicando
con seriedad una pronta solución. No es más que un camuflaje para ocultar sus
propias desvergüenzas y amaños arguciales. Y esos delincuentes de poltrona y
sus cómplices, de una manera o de otra dándose la vida padre. Todo se reduce a
un bule bule enmierdante que aún confunde más si cabe, a esa sociedad española
acostumbrada a callar y sufrir al tiempo que perdona y admite tales cosas, en
un error profundo, como normales y propias del ser humano. No existe la condena
que sería propia de una ciudadanía sana y bien formada. Y aquel sector
ciudadano que dándose cuenta de todo, y pretendiendo reformar las cosas, le
dejan solo dentro de su injusta inferioridad numérica que le produce un
sentimiento de frustración y tristeza bien profundo. Quedando así impotente
para conseguir la regeneración deseada y necesaria para que un estado brille
por honestidad y bien hacer de sus políticos. En este país de interiorizadas y
contaminadoras fábulas católicas aún no hemos despertado al completo como para
darnos cuenta de lo secular de esta situación de corderos que caminan felices y
engañados al aprisco, y más tarde, cuando se decide que ya no sirven, entonces al
matadero, dejando huérfanas a las libertades y a la democracia. ¡Qué país!
Equipos y cofradías de sinvergüenzas mandatarios nos pasan su mierda por
delante de nuestros ojos y decimos: “¡Qué hermoso paisaje!”
Eduardo Fernández Rivas
Lugar de
Fiunchedo-Sada; 08-08-2016
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