martes, 25 de marzo de 2014

RESTRICCIONES Y PROHIBICIONES SOLAPADAS Y ENGAÑOSAS

PROHIBICIONES SOLAPADAS En una de mis prolongadas estancias en EE.UU, durante el invierno y primavera de 1998, se comentaba en el entorno de un familiar mío cuya actividad profesional la desarrollaba en el mismísimo capitolio de Washington, qué aquellas prohibiciones que darían la vuelta al mundo acerca del tabaco, bebidas alcohólicas, e incluso el desaconsejar el consumo del café y del azúcar, estaban arteramente dispuestas como parte del infame bloqueo a Cuba y el camuflaje de impuestos. Las grandes empresas con sus poderosos lobyes influyeron interesadamente en el oscuro proyecto. La más importante, la Coca cola. Viendo en los controles de alcoholemia la posibilidad de que tanto en los bares y cafeterías como en las mesas de los restaurantes desapareciese el vino o la cerveza, sustituidas por los refrescos de cola y sus derivados. Con el azúcar, el café y el tabaco hicieron lo mismo, inoculando mediante la manipulación mediática y la exageración médica un temor desordenado hacia tales productos. Todo estriba en la dosificación. La mejor comida o bebida tomada en exceso, se convierte en un peligro para la salud. Lo prohibido es lo más apetecido. Nos camuflaron el fraude multiforme bajo el sofisma de un paternalismo rancio y mezquino. Hace años en unas comidas que se realizaban los jueves en los comedores del Café Gijón de Madrid, y a las que yo solía estar invitado, uno de los miembros de aquella sociedad gastronómica, médico jubilado y gallego, habló muy claro de los beneficios qué para la salud se desprendían de las bebidas alcohólicas consumidas con moderación. Remató su discurso diciendo que los médicos no podían publicar estas cosas debido a las recientes leyes restrictivas que sin duda se pasaban de rosca. Y qué el Azúcar era más beneficioso que la química sacarina, por otro lado cancerígena. Y qué si el café te pone de los nervios, es una nimiedad en comparación con la actividad de los políticos que en desgracia tenemos. La iglesia prohibió el sexo fuera del matrimonio canónico y la sociedad devino en enferma y loca. Con el tabaco lo mismo. En la dosificación está el secreto. Y además yo soy dueño de mis actos privados mientras no perjudique a nadie. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 23-03-2014

No hay comentarios: