lunes, 31 de marzo de 2014

DEFLACION EN TIEMPOS DE CRISIS

DEFLACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS No debemos olvidar que unos ciertos niveles de deflación temporal son muy necesarios en tiempos de crisis tan profunda como la que estamos padeciendo. La bajada de precios al consumo aumentaría la venta. Como consecuencia la producción también crecería al mismo ritmo, de tal manera que el empleo, entonces necesario y justificado, se vería incrementado de manera sustancial versus sueldos dignos. Como consecuencia de esta medida contraria a la austeridad, la crisis iría mermando hasta desaparecer en breve espacio de tiempo. ¡Apaga la luz! ¡Cierra el grifo! Comida diaria; salchichas de marca blanca. Carcasas de pollo con arroz los días de fiesta. Con el agua de la cocción sopita de fideos de cabello de ángel. Y ello los que mejor están dentro de la clase trabajadora. ¡Vamos! Qué con tales premisas no se llega más que a un austericidio plagado de los sufrimientos más penosos y crueles. Esta crisis fue amañada entre aquellas castas que se consideran muy por encima de los demás. Pues hay que decirles qué o se bajan pronto de la burra o esto se hunde, y ellos los primeros. Son los que más tienen que perder. Sin nosotros nada son. Sus fábricas y sistemas de producción crearían matojos y todo tipo de bichería si la clase obrera hace una seria y comprometida huelga indefinida de brazos caídos. Una patronal muy diversificada explotadora y culpable, en connivencia con los gobiernos en mayor o menor medida, prefiere producir menos con menos trabajadores y sueldos precarios. Subiendo los precios de sus productos para que en su rentabilidad no haya diferencia negativa o déficit. Originando así una inflación prolongada que lleva a la mayoría social al desastre y al hambre en nombre de tales comportamientos abusivos y desnaturalizados de los llamados de arriba: banqueros, empresarios, propietarios, y gestores de los multiformes poderes. Una generación en crisis es suficiente para involucionar hacia la tristeza arrodillada de tiempos no muy lejanos. Ellos lo saben, y con la ayuda interesada y nostálgica de las sotanas y las mitras, pretenden volver a instalar lo reprobable. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 25-03-2014

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