lunes, 17 de febrero de 2014

EL SÍNDICO DE APAÑEROS

EL SÍNDICO DE APAÑEROS Y ahora, jugando con las palabras, y a tenor de lo que cada día está saliendo en los medios sobre las corrupciones múltiples de nuestros políticos de todo nivel y territorialidad, así como de todo tipo de poderosos, y acordándonos así mismo de aquella maravillosa obra de Rembrandt Van Rijn titulada: “El Síndico de Pañeros” en la que retrata a los personajes propios de tal industria textil, creemos poder decir qué los retratos de nuestros representantes públicos y otros, bien agrupados y distribuidos de manera armónica para no romper el equilibrio formal del cuadro, podrían componer una obra titulada: “El Síndico de Apañeros”. Se las apañan todos y todas muy bien para sacar un rendimiento pingüe de la cosa pública. La oligarquía comercial y de todo tipo del período franquista cuyo líder, el generalísimo permitió en sus pactos, nos parece cosa de imberbes al lado de lo que está sucediendo en el acerbo democrático español de estos aciagos días. Este síndrome de rapiña pública generalizada y descarriada ofende más que aquel anterior. Era sabido qué aquello formaba parte de las estructuras de un fascismo disoluto muy particular que había que tragar a huevos. Ahora bien, qué se nos haya vendido un cambio honesto dentro de una democracia salida de la mal llamada transición, y después de treinta años encontrarnos con esto, resulta tan humillante y traidor para esta sociedad española qué de ninguna manera podemos perdonarlo. Este síndico de apañeros, y ahora con minúsculas, ya descubiertos y probados, debe sin tardar pasar por los tribunales. Estos no deben ralentizar los procesos, tal como está sucediendo como estrategia para colar argucias y colusiones y así, en la demora, lograr salvar la situación de los delincuentes y sus turbias fortunas, de las cuales los implicados judiciales tomarán su mordida. Aunque toda esa mafia está ya descubierta desde hace tiempo atrás, continúa muchas veces sentada en las poltronas así ensuciadas, pasando a ser de tales a sillas estercorarias. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 17-02-2014

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