martes, 29 de enero de 2013

LA MONARQUÍA ESPAÑOLA

LA MONARQUÍA; MODELO POLÍTICO DE ESPAÑA Un puñado de políticos bisoños y arrogantes, pero temerosos, aliados con dinosaurios producto del franquismo, deciden permitir una monarquía fascista en España, diseñada por Franco y en nombre de un Juan Carlos de Borbón, quien había jurado y prometido de rodillas obediencia ciega a las leyes del dictador, base para tal nombramiento y continuismo. Ese conglomerado político, sin exigir responsabilidades de ningún tipo a personas e instituciones, directamente implicadas en el golpe de estado y los cuarenta infaustos años, fue, el que consintió una monarquía que a unos protegía, y a los otros permitía seguir con las líneas maestras del franquismo que adoraban y en el que habían medrado. Creían sujetar así a un ejército levantisco estructurado por el autócrata de El Ferrol. Todo habría de resultar en una paz que les permitiese hacer y deshacer a su antojo. Contaban para ello con una ciudadanía sometida y atemorizada. Lo de Tejero fue una anécdota propia de un chiflado cuartelario bajo las órdenes de los mandos de un sector del ejército más franquista, y que ocultamente encabezaba el mismo rey. Las potencias extranjeras asombradas, le llamaron la atención al monarca, quien asustado, da la vuelta a la tortilla, dejando a sus cómplices con el culo al aire como un vulgar Capitán Araña. Se le llamó, en un eufemismo servil e hipócrita: “salvador de la democracia”, que ni había entonces ni existe ahora. De todos aquellos polvos vienen estos lodos de corrupción galopante e impune que afrenta profundamente a una ciudadanía engañada. La monarquía si tuvo, que yo lo dudo, su papel necesario, hace ya mucho tiempo que dejó de tenerlo. Un referéndum que nunca hubo, de monarquía o república, seguramente habría de poner las cosas en su sitio. Sobre todo después del comportamiento despreciable de la mayoría de miembros de esa familia, incluido su representante. La falta de previsión de unos políticos arrodillados interesadamente ante esa institución, y ayudados por una mayoría de medios cuya dirección continuaba, discretamente, en manos ultraconservadoras, devino en la consecución de tales comportamientos heredados sin tropiezos. Sin una ley de transparencia seria, la corrupción está garantizada en cualquier medio y ámbito geopolítico. Al permitírselo a la corona, esos políticos y sus multiformes compadres también se blindaban para cometer, tal como estamos viendo, el saqueo y el expolio de este infeliz país, que vivió engañado, creyéndose tanto tiempo lo que no era más que una falacia democrática e irresoluta. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 28-01-2013

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