domingo, 17 de febrero de 2013

LA CRISIS Y LAS BURBUJAS

LA CRISIS Y LAS VARIOPINTAS BURBUJAS La burbuja inmobiliaria no ha sido más que uno de los tantos divertículos secretados por la burbuja madre que es la inmensa burbuja política. La mamandurria instituida y diversificada. La democracia coja asentada en este país tras la mal llamada transición, y configurada por personajes de ambos géneros insertos en el franquismo más profundo y deplorable, y que fundamenta su continuismo, solapado dentro del nuevo sistema, al que indudablemente contaminan a sabiendas, con la finalidad perversa de seguir viviendo de las prebendas propias del autócrata fascismo franquista. Ahora todavía es peor. Si antes era una familia y sus acólitos de todo tipo quienes vivían del expolio nacional, a partir de esa nueva creación política, las familias serán muchas y el control se irá perdiendo en enfrentamientos partidistas, despellejándose únicamente por ocupar las poltronas principales del estado, así como en todos los niveles de la administración, pero sin intención alguna de mejorar la cuestión ciudadana. Alguno de esos partidos, concretamente el PSOE, trataba de hacernos creer, mediante melindres y otros gestos, dentro de un pacto social aparente que encandila a un sector ciudadano ingenuo, que por ansioso de cambios verdaderos y modernos no se da cuenta de la sutileza del engaño, que el cambio con ellos es verdadero. Todo, frustración y vileza. Y si hubo buena intención en un principio en eso se quedó. La codicia y el afán desmedido de poder bien pronto les apartó de aquello que prometían. La burbuja inmobiliaria estalla por la falta de decisión, o por pura estrategia de ocultamiento de otras más perversas como resultaron algo más tarde las bancarias, económicas y financieras. Todas ellas y otras más, producto, como ya dijimos de la peor y madre de todas: la política. Esta, actualmente empieza ya, más que su estallido, el hundimiento más vergonzante. La mamandurria infinita y multiforme en la que se ha desarrollado se resquebraja, y sin remedio, llevándose con ella a partidos políticos y a sus representantes de todo nivel. El país no está empobrecido. Ellos, unos pocos sin escrúpulos, se han llevado la riqueza generada por los muchos, que somos la gran mayoría y verdaderos trabajadores, de tal manera estafados. Esto no puede ni debe quedar sin castigo. Gentes que nada producen y todo se lo llevan. Es un mundo al revés. La vergüenza interior y el descrédito internacional. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 15-02-2013

No hay comentarios: