miércoles, 5 de octubre de 2016

El PSOE entre traidores y mafiosos

PSOE, traidores confusos y nerviosos
Ayer martes, día cuatro de octubre y en sesión ordinaria en “A Taberna do Croio” con todos sus componentes de ambos géneros al completo, reflexionando acerca de la situación actual del PSOE tras la hecatombe de la pasada semana, concluimos que los traidores-as, eufemísticamente llamados críticos, han quedado tan tocados de su reprobable acción que no saben que camino tomar.
Rostros cuando menos inexpresivos, y aún reflejado en sus semblantes un sentimiento profundo de culpa, propia del Judas Iscariote más detestable por desleal y envidioso atentando contra alguien elegido democráticamente. Felipe González como paradigma de las puertas giratorias no pudo soportar la denuncia que Pedro Sánchez en esa línea desarrolló desde el principio de su elección como líder. La conspiración múltiple y diversa que ese hombre ocultamente fraguó durante estos dos años de liderazgo de Pedro Sánchez, trajo como consecuencia, avinagrando a los líderes autonómicos, tontamente llamados barones, un título aristocrático qué un partido llamado socialista y obrero debiera abominar, trajo como consecuencia decíamos, la situación actual.
¡Qué se lo piensen bien! Si lo que deciden es la abstención, entonces ese partido quedará tan maltrecho y mermado de votantes que ni su padre natural lo podrá reconocer, pasando a ser, en un sarcasmo shakesperiano, hijo putativo de un PP triunfante y fachendoso. El partido que lidera Pablo Iglesias: “Podemos”, merecidamente alcanzará cotas electorales muy sustanciosas, al tiempo que Ciudadanos quedará como algo residual. Un triste regreso al bipartidismo más señero de la corrupción, dentro de la alternancia más casposa y propia de un pasado digno de olvidar. Los traidores en general fueron siempre unos incapaces y envidiosos carentes del valor propio de los héroes verdaderos, aunque a veces quieran arteramente simular la apariencia. Intoxicación enfermiza destinada a la contaminación de los más torpes que suelen ser mayoría. En ello está el peligro para las verdaderas y sanas democracias.

Eduardo Fernández Rivas

Lugar de Fiunchedo-Sada; 05-10-2016   

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