martes, 22 de septiembre de 2015

La cuestión catalana

Independentismo catalán Al margen de que yo y a Taberna do Croio al completo, estemos o no de acuerdo con las intenciones independentistas catalanas, que no lo estamos, aunque las respetamos, no debiera a estas alturas el sorprendernos tales intenciones y el sustancial aumento dentro de la ciudadanía catalana a la búsqueda de tal secesión. Una política nacional en manos de vasallos incompetentes, quienes jamás supieron contener aquello que desde hace siglos pretende un sector catalán, antes minoritario y hoy desmandado, obtiene la respuesta adecuada a una dejadez por incompetencia y desconocimiento histórico social catalán. Los catalanes, gentes bien amantes de su territorio, inteligentes, trabajadores, emprendedores donde los haya, y preparados tradicionalmente en tales cosas, ven una política española en manos de anacrónicos reyes borbones de tradición licenciosa y reprobable. Algo determinante para que la simiente independentista proliferase con rapidez y fuerza pasional. Un rey ya auto destronado con todos los vicios desarrollados, deja paso a otro del mismo jaez en un traspaso de coronas vergonzante que ya claramente dice de lo que son capaces. La tropa política calla y consiente. Una reina actual, tipo María Antonieta, presumiendo de belleza fabricada, luciendo trajes de seda y brillantes que todos pagamos, sin un mínimo de austeridad que se nos exige a los demás en base a pensiones y sueldos miserables. Vamos, es como para potenciar la secesión múltiple de un país que tan mal se deja gobernar, ya que su espejo es el de la frivolidad del jefe del estado, consintiendo a su almidonada pareja un lucimiento propio de una peliculera hollywoodiense de los años treinta, en un agravio comparativo profundo con la mayoría ciudadana. No estamos de acuerdo con la secesión catalana, pero motivos tienen y muchos. Aunque pensamos que no es Artur Mas el líder adecuado. Es este hombre un petulante insensato y ruidoso, a la búsqueda desesperada de tapar sus innombrables e innúmeras vergüenzas. La cuestión catalana, puede, si no hay inteligencia y tacto para abordarla, traer consigo problemas de muy profundo y trágico calado, que aquí, y por prudencia, no quiero nombrar. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo-Sada; 22-09-2015

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