viernes, 11 de septiembre de 2015

España y la peste de la corrupción

España y el lastre de la corrupción Nuestra querida España debe, al menos por lo que de los hechos se deduce, disponer en secreto de un estatus muy especial en cuanto al tema de la fogosa y multiforme corrupción político-bancaria y otros derivados. El invierno pasado, tras leer el libro de Baltasar Garzón, castigado injusta y sibilinamente por las huestes del mal, titulado “El Fango”, y aún no proporcionándome novedad alguna, debido a mi ya más que provecta edad, sí es cierto que trajo al presente casos ya lejanos, así como los más novedosos sucedidos hasta poco antes de la publicación del libro. Una recopilación detallada de la mierda más corrupta y de los infames juicios que de tan estratégicamente ralentizados, resultan en sentencias ya difusas unas veces, y otras sin aplicación. Únicamente algún que otro encarcelamiento de postureo a la procura de aparentar justicia. El dinero robado no lo devuelve nadie. Huchas en paraísos fiscales que les esperan a su salida de la cárcel a los cabezas de turco. Vale la pena hacerse político o banquero en este país, del nivel y rango que sea, tienen por costumbre perpetuarse entre cambios, puertas giratorias, y otras variaciones. Una mala casta que aún dentro de sus aparentes y trepidantes diferencias ideológicas se apoyan, comprenden, y comparten los mismos inicuos fines. El gobierno europeo debiera romper con la permisividad de las naciones que comparten el mismo club, y meter en cintura a esa corrupción galopante y sistémica, que invade España de manera insultante, para una ciudadanía que se ve desesperadamente impotente para castigar como se debe a esa trama de caras duras irredentos. Las nepotistas listas cerradas cobijan todas estas cosas y otras. Y no debemos olvidar que aquellos que nos metieron en la mierda jamás, al estar de ella hasta las cejas, podrán de esa cotra sacarnos. Las agrupaciones nuevas y aún sin mácula, serán las únicas que podrían, no sin dificultades, llevarnos hacia un mundo nuevo, mejor, más decente, más creíble, y más limpio. Lo que tenemos, por mucho que unos y otros hablen de renovación, apesta. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo-Sada; 10-09-2015

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