sábado, 3 de enero de 2015

LA CARIDAD DE LA IGLESIA CATÓLICA

LA CARIDAD DE LA IGLESIA Y OTRAS La iglesia católica y su caridad cristiana. Una bondad y generosidad cuando menos sospechosa. Caridad suena a humillación y desigualdad profunda. Una de las prácticas de esa institución encaminada como otras al proselitismo más descarado. Yo me pregunto ¿ella que nada produce de donde extrae la financiación para tales caridades? Todos sabemos, a parte de las donaciones de personas piadosas que lo que pretenden es tranquilizar sus turbios corazones, que la mayoría de las subvenciones más sustanciosas provienen del erario público a través de gobiernos afines, que en este país en mayor o menor grado, lo fueron todos. Con esos dineros los gobiernos deben aplicar justicia social, y nunca dejarlos en manos de la insaciable iglesia católica. Sabemos además, qué de tales donativos, cantidades enormes se quedan por el camino, y como todos los caminos llevan a Roma, una porción sustancial irá a parar al Vaticano, para así satisfacer los tributos propios de las colonias católicas, entre las que se encuentra España como la principal, al emperador de la cristiandad católica qué es el papa. Entre multimillonarias exenciones fiscales y otro tipo de privilegios de altura esa institución se beneficia, lo mismo que todo tipo de monarcas, del esforzado trabajo de la inmensa ciudadanía que produce para que ellos y los políticos electos y otros poderosos, entre banqueros y demás morralla de guante blanco, se den la gran vida en base a unos sueldos ciudadanos propios de esclavitud de súbditos que significa arrodillados y sometidos. Cosa despreciable en la que nos convierte cualquier tipo de monarquía. Este país no despierta ni responde a tales humillaciones. Aquí, y como siempre, la ciencia, la investigación, o el arte no interesan. La iglesia siempre tuvo alergia a todo ello, y los gobiernos que durante esta coja democracia hemos tenido se han mostrado afines de manera desvergonzada. Ninguno de ellos ha tocado ese vil concordato con la Santa Sede que arrastra por los suelos nuestra dignidad como ciudadanos y personas libres. Aquí solo fútbol y poco más. Con ello atontan a las masas para que no piensen en las cosas verdaderamente importantes y que nos elevan para situarnos allí donde verdaderamente nos corresponde. Un país en su mayoría bien triste. Resulta descorazonador…fútbol, misas, boberías de reyes magos y fiestas de navidad sin causa. Únicamente en esas fechas renace el sol y ninguna criatura mixta entre divina y humana. Mentira y estupidez, propias de una sociedad incapacitada por adoctrinamiento secular para pensar por sí misma. La enseñanza desde la infancia, que es donde se fragua todo, y en todos los niveles, debiera ser igualitaria, laica, y gratuita. No hay otra forma de sentar las bases para una sociedad libre y democrática de verdad. La bondad de la Iglesia Católica, insisto, siempre estará bajo sospecha. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 03-01-2015

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