sábado, 10 de enero de 2015

CHARLIE HEBDO Y LA TRAGEDIA

CHARLIE HEBDO Y EL YIHADISMO Ciertamente pienso que el atentado sangriento contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo ha sido propiciado por un divertículo religioso islámico fundamentado en el fanatismo más profundo y envenenado. Mi condena sin paliativos. Considero, a la luz de la historia, que de momento no debiéramos ser presa del pánico. Hechos tan reprobables y más los han cometido todo tipo de religiones y creencias, sobre todo cuando alcanzan un poder económico considerable y una política de estado mangoneada a su antojo. Desde Akhenaten en el Antiguo Egipto, pasando por la muerte de Sócrates propiciada por un gobierno de ideología ultraconservadora y en exceso piadosa. Y no hablemos de la Inquisición Católica que convirtió sus crímenes en legales, y aplaudidos por un sector mayoritario fanatizado y desposeído por tal credo de pensamiento racional. Sus autos de fe no tienen parangón en la historia, tanto por su crueldad como por la prolongación en el tiempo durante siglos. El abominable nazismo a su lado es casi un suspiro de mosca. El extenso periodo nacional catolicista en España, sobrevenido tras el acceso sangriento de Franco al poder, trajo a España un cúmulo de disparates y crueldades sin límite ni razón como no se recordaban desde la Inquisición. Sus restos y herencia todavía cometieron crímenes horrendos como el de la matanza de los abogados laboralistas de Atocha, y otros muchos más, y cuyos ejecutores aún permanecen sin la pena justa. Cosas condenables y propias, como decíamos, del binomio creencias religiosas desaforadas y estados gobernados por caudillos sin corazón. Únicamente una educación igualitaria, laica, gratuita y obligatoria, sería la única cosa que habría de paliar, e incluso frenar tales comportamientos. Una formación en todos los niveles académicos de tal manera estructurada crearía personas libres, racionales, y respetuosas. Las creencias religiosas y otras, para quien las quisiera tras la mayoría de edad. El colectivo de inmigrantes, por supuesto incluido en esa formación. Se acabarían todas esas locuras y crímenes. Quienes los cometen son los más exentos de culpa. Los multiformes savonarolas de turbante o crucifijo, que adoctrinan y dogmatizan, son los verdaderos culpables, y los que desgraciadamente permanecen impunes y aún, y para más burla, rodeados de gloria mundana. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 10-01-2015

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