miércoles, 3 de septiembre de 2014

DE RELIGIONES Y PODEROSOS HASTA LAS NARICES

RELIGIONES: MEZQUINDAD Y DESASTRE El mundo está reventando ante nuestros ojos como en un grito desesperado de socorro y justicia y aquellos que pueden arreglarlo no lo hacen. ¿Cómo van hacerlo si ellos interesadamente nos han metido en la cueva donde estamos? Buscan de nuevo la desigualdad más profunda en el retorno mermado de su propio señorío. Una especie de neojenizarismo se está practicando entre el ejercito islamista de la Yihad. Asesinos de origen foráneo que abanderan, seducidos por tal lucha, la causa islamista asesinando a periodistas hermanos sin que les tiemble la mano. Seis siglos llevamos de ventaja cronológica los cristianos al islam. Nosotros con esa edad también invadíamos sus tierras en aquellas guerras santas que llamaron cruzadas, y cuyo único interés era el saqueo de esas ricas tierras, mucho más que la recuperación santa de los territorios hollados por un tal Jesús de más que dudosa existencia. A ello conducen los fanatismos religiosos de toda laya y condición. Las religiones son utilizadas sibilinamente como ariete que sirviera a los poderosos para la adquisición de riquezas y asentamientos de interés vario. Influyen en las sociedades fanatizándolas en su mayoría en nombre de aquello en los que ellos ocultamente no creen. De tal manera se consiguen las grandes matanzas sin el menor arrepentimiento por parte de nadie. Todo se hace en nombre de ese dios, sea cual fuere, que así lo exige y profundamente demanda. ¿Quién siendo creyente no va a matar si se lo pide su dios? La gran estafa de las religiones y las tragedias que consciente e interesadamente provocan se basa en ese principio. El egoísmo de los poderosos no conoce límites para la consecución de sus beneficios. El día, si llagase a existir, de la desaparición de las religiones de todo tipo a buen seguro que las guerras más cruentas y devastadoras desaparecerían. La paz, el entendimiento y la felicidad, entrarían en el planeta por la puerta grande. Resulta estremecedor y absurdo que en nombre de un mismo dios, y por cuestión de matices, se enfrenten a muerte judíos, islámicos, y cristianos, y los derivados propios. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 03-09-2014

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