jueves, 12 de junio de 2014

LA CRISIS Y EL TRABAJO ESTAFA OCULTA

LA CRISIS Y EL TRABAJO, EXPLOTACIÓN SANGRANTE La crisis sobrevenida y prolongada tras el golpe de estado del general rebelde Francisco Franco que originó la guerra civil madre de todas las desgracias diversas que durante cuarenta años asolaron España, en cierto modo se asemeja a la que estamos padeciendo en estos últimos años. Qué como la anterior fue provocada aunque de distinta manera, pero sin duda por los mismos intereses. La búsqueda de la desigualdad social más cruel, cobijada dentro de un nacional catolicismo que inclinaba a la resignación y a buscar las soluciones en el rezo y la superstición católica. La remuneración a cambio de algunos trabajos era en aquellas fechas, al menos en muchos casos, únicamente una especie de pequeña comisión si había producto. Y me estoy refiriendo a la pesca de bajura. Marineros que únicamente cobraban si la pesca aparecía. De no ser así el marinero nada de nada. Pero eso sí, se pasaban la mayor parte del año trabajando gratis para unos patrones de cutrilla, llamados a sí mismos y enfáticamente armadores. Cuando en verdad eran unos vivos, quienes una vez jurado el alzamiento a escondidas, se convertían en traidores a su casta a la que de tal manera explotaban. El esclavismo contempla por lo menos un pequeño sueldo, dormida, higiene, y comida. Aquellos marineros ni eso ya que durante el invierno había que llevarles el desayuno de casa mientras trabajaban esforzadamente y gratis como parías para aquella especie de amos que eran los pretendidos armadores. Hoy la estafa en la que nos vemos inmersos, y mal llamada crisis camina, como no se ponga remedio, hacia lo mismo. El tasazo judicial, los sueldos precarios por ley, la falta de oportunidades para estudios superiores, y trabajos ya sin remunerar nos hablan de un pensamiento ultraconservador a la búsqueda de la implantación de aquel sistema socialmente desigual, sin derechos; indigno, miserable y mezquino. No debemos consentirlo. Emprendamos la lucha en los términos adecuados para reventarles tan fatídicas e inhumanas intenciones. La iglesia de nuevo les protege a la búsqueda de la gloria mermada para condenarnos de nuevo a la resignación y al rezo, cosa propia de pueblos profundamente ignorantes y desvalidos. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 11-06-2014

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