jueves, 12 de junio de 2014

CREENCIAS Y SUS EFECTOS

LOCOS, RELIGIONES, Y OTROS Así como entre locos ninguno de ellos se considera tal, lo mismo entre un ambiente social mayoritario de creyentes, qué dicen hablar con espíritus y otro tipo de entes incorpóreos y divinidades, cosas propias de locos, tampoco se darán cuenta de su falta de lucidez y racionalidad. Ese ambiente mayoritario, abrumador e interiorizado les mantiene alejados de la realidad. El decir, y aún sostener que los creyentes pueden hablar con los espíritus de los muertos y asimismo mantener relaciones de todo tipo y transmisiones telepáticas o espirituales con algo que carece de sustancia física, pone de manifiesto, cuando menos la duda de su cordura. Yo puedo imaginar que hablo con el espíritu de mis seres queridos ya fallecidos o con divinidades de lo más extravagante, pero solo será eso, imaginación. Pura ficción que puede tranquilizarme y darme fuerzas para seguir viviendo. Pero de ahí a que eso sea verdadero es cosas de mentes muy débiles y llenas de tonterías dentro de las creencias religiosas más fanáticas, y aún peligrosas para el verdadero dominio y conocimiento de uno mismo. Seremos dentro de ese ámbito tan manipulador de las creencias poco menos que marionetas que bailan y piensan según otros deciden y obligan. De tal manera nos han robado la voluntad y el libre albedrío. Acabamos no siendo nosotros mismos si no platillos de una misma pandereta que tañen otros quienes una vez y duramente instalado el sistema, sutilmente nos controlan. Se necesita sustanciar físicamente a un supuesto espíritu para ser interlocutor válido y verdadero. De no ser así, ya que es imposible, entonces todo será ficción y nada real. Si yo hablo con Ramsés II, con la Virgen o con los santos, yo soy quien pregunta y me responde aunque quiera achacar las respuestas o mensajes al otro o a los otros. La conversación extrasensorial no es más que una patraña basada en la dificultad de darle una explicación válida y seria dentro del ámbito del sufrimiento o de la política más reprobable insertas en ideologías soteriológicas y de todo tipo supuestamente espiritual. Cosas propias de las boberías llamadas paranormales. Seamos serios al abandonar esa locura colectiva, y abordemos la pequeñez de lo que somos y vayamos por la vida con la cabeza alta dentro de nuestra pobre esencia humana. Seremos más felices, y sobre todo mejores al darnos cuenta de lo que somos; ni una mota de polvo en la infinitud del universo. Sería el final de la codicia y de todo tipo de despropósitos, por otro lado tan del gusto de los locos creyentes. La sociedad humana quedaría libre de paparruchas y sería propia al cien por cien. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo; 11-06-2014

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