miércoles, 21 de abril de 2010

EL VINO; DE ENTRE LOS LICORES, EL PRIMADO DE LOS DIOSES

EL VINO, EL PRIMADO LICOR DE DIOSES


El vino: licor divino. Gracias a él, y según la leyenda de Osiris, en su faceta de descubridor de tan sabroso jugo, reclamado por su abuelo Ré, arrepentido de su decisión de destruir a la estirpe humana debido a su soberbia, con el fin de detener a la furibunda Sekhmet quien por previas órdenes de su padre, el gran dios Ré, estaba acabando con todo ser humano. La humanidad, por ello, debe su continuidad al sagrado licor osiríaco.

Jesús de Nazaret, el nuevo Osiris-Apolo, líder del Cristianismo, surgido del cisma judaico del segundo templo, también, y presionado por su madre María, durante las bodas de Caná, convierte el agua en vino, ¡su primer milagro!, habiéndose terminado las deliciosas libaciones. Mucho debió ser lo que allí se bebió. Para tales ceremonias siempre se lleva una cantidad mayor que la que se considera necesaria. Bebieron como cosacos, como judíos y romanos, que de todo habría. Saldrían haciendo eses, y no hay noticias de que la policía romana, también ávida de tales bebidas, y buen falerno, pusiera multa alguna o castigos. Estoy seguro que algunos carruajes, y alguna biga y cuadriga, circularían por las vías construidas por los zapadores e ingenieros romanos, a velocidades más que permitidas. En el último acto social de ese Jesús, fue también, durante la última cena, remojado con abundoso vino. Quizás, achispados por ese vino, Pedro insistió en su negativa, y Judas en su delación, nunca se sabe.

En fin, y hoy, a estas alturas nos quieren hundir el negocio a los vinateros, bodegas y locales de hostelería sin más intención y afán que la recaudatoria. ¿Cuándo le interesó a los gobiernos de todo tipo y color la salud y cuidado de los ciudadanos en el ámbito de la chispa alcohólica? ¡Vamos! que no nos vengan con monsergas, y acojámonos a la sabiduría antigua y al respeto por tales licores y jugos. Uno de los mayores descubrimientos del ser humano. Cuatro mojigatos, con poder temporal con fecha de caducidad, pretenden aguarnos la vida. El alegre Dionisos, o el romano Baco, unidos a los anteriores, se las han de ver con estos hipócritas blasfemos e irreverentes."Vinum bonum laetificat cor hominis", dice el antiguo adagio latino: "El buen vino alegra el corazón del hombre". Y otra perla latina para terminar:"Bibere humanum est, ergo bibamus"
Beber es humano, luego bebamos.


Eduardo Fernández Rivas
Fiunchedo; 21-04-2010

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