miércoles, 11 de marzo de 2009

LINCHAMIENTO DE LA CIUDADANÍA ESPAÑOLA

LINCHAMIENTO DE LA CIUDADANÍA ESPAÑOLA

¿Cómo podremos llamar a unos gobiernos que convierten injustamente, a la mayoría de probos ciudadanos, en delincuentes por mero capricho recaudatorio? Pues yo diría que podríamos calificarlos de tiranos y caciques medievales, con derecho de pernada. No se pueden destrozar las tradiciones seculares de un país, y romper como salvajes la educación durante siglos recibida, ¡resulta un atropello! La bebida con moderación jamás fue considerada delito, más bien algo saludable.
Convierten a los agentes de tráfico y policías, investidos de una autoridad desproporcionada, y a veces dolosos, en esbirros acosadores, con comportamiento muchas veces de chulos y matones, y a los jueces de ese ámbito en verdugos irredentos. Mandos que exigen, un mínimo de multas, o si no, sanciones a aquellos policías que no cumplan. ¡Criminalizan a la sociedad!
Entiendo qué se detenga en la carretera, a quienes conducen de manera manifiestamente irregular y peligrosa, y les castiguen como se merecen.
La ciudadanía se está viendo sometida a una inquisición laica, sufriendo multas desproporcionadas e injustas, y a veces acumuladas, y unas retiradas del permiso de conducir muchas veces improcedentes y funestas.
Dispuestas únicamente, las muchas veces irracionales prácticas de los controles de alcoholemia, y de velocidad en ciertos casos, para recaudar y expoliar los bolsillos y las precarias economías de los trabajadores, quienes han de pagar por delitos inexistentes. La religión única de estos gobiernos, lo mismo que el Vaticano, es la recaudación. La indefensión de la ciudadanía es sangrante. Están provocando estos desvaríos, una revolución y una posible desobediencia civil. La presión es muy fuerte y la crisis la agrava. Es el fracaso político y social de los gobiernos. Esas multas semejan impuesto revolucionario encubierto.
Muchas de esas prácticas y sentencias, posiblemente sean inconstitucionales, resultando entonces todo ello, en el linchamiento de una gran mayoría. La “mordida” mejicana institucionalizada y mercantilista.
El linchamiento es cuando se ajusticia sin procedimiento judicial alguno. Y en estos casos, la víctima no tiene ni voz ni voto. Los recursos son una farsa. Y si aquello resulta criminal cuando es practicada por grupos de personas privadas, cuando quienes lo practican son tropa uniformada, al servicio de los gobiernos, entonces el crimen se convierte en el más nefando, y en una especie de terrorismo de estado, encubierto en unas crueles y espurias leyes que hipócritamente dicen protegernos. La sociedad entonces estará asustada y atemorizada, y atribulada además por las hipotecas. Bares, cafeterías, y otros muchos negocios arruinados, y quien viviendo en esa inquietud y alerta continua, será, así domesticada esa sociedad mediante el terror, mucho más manejable, cobarde y silenciosa.
Los gobiernos están, entre otras cosas, para proporcionar felicidad a la sociedad, y nunca para crear desasosiego, precariedades económicas, dolor y sufrimiento. Gobiernos sin una mínima sensibilidad hacia la mayoría trabajadora. Crean una crisis paralela e insostenible. Nos roban “legalmente” para luego emplear una parte en más trampas, y aumentar así una recaudación criminal, convirtiendo a las arcas estatales en algo similar a la cueva de ladrones de Alí Babá. No sabemos ni adonde van esos dineros.
Y además opino, que el poderío armamentístico de EE.UU. debe ser destruido, ya que lo mismo que la Antigua Roma, en él basa su trasnochada bobería imperialista. Considero además, dañinas para los pueblos, y obsoletas, a todo tipo de monarquías, las cuales, junto con la inane iglesia católica entorpecen, y a sabiendas, el progreso de la humanidad y las libertades ciudadanas.


Eduardo Fernández Rivas
Fiunchedo; 13-02-2009

www.eduardorivas.es

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