sábado, 21 de marzo de 2009

JOSÉ LUIS SANTAMARÍA GARCÍA

RESPUESTA A UN LIBELO INFAMATORIO

Al doctor Santamaría García y a sus compinches de contubernio, en respuesta a la carta que sobre mí publicó la gacetilla local “O Mariñán”, en febrero de 2009, y firmada por José Luis Santamaría García.

Únicamente decirle que yo jamás he faltado ni dudado de su competencia como médico. Pienso que no soy yo, ya por desconocimiento de su ciencia y posibles méritos médicos, el indicado para realizar tales críticas o comentarios. Y en respuesta a sus delirantes disparates, desde aquí le diré que mi nivel artístico está avalado por un currículo brillante en el que se manifiestan positivamente críticos de ámbito nacional e internacional, de probidad y nivel bien contrastados. Sus torpes comentarios y descalificaciones hacia mi obra en este ámbito, por lo tanto, quedan sin efecto alguno. En cuanto a mi honestidad y honradez como persona, él mismo la cantó de viva voz, y de manera insistente, y sin dudas, en la cena celebrada en mi casa, a la que él alude, y que ciertamente no fueron sardinas ni cachelos, (esa fue otra celebrada en la noche de San Juan y con el menú adecuado), si no una cena de relumbrón. Dijo ante todos los presentes: -“No he visto en mi vida ni conozco, a persona más honrada y honesta que Rivas” –
En cuanto a los abogados a los que él se refiere, forman parte del equipo de uno de los bufetes más prestigiados de A Coruña. Y diré que están indignados por las intencionadas mentiras e infamias vertidas sobre ellos en esa carta, propia, según dicen, de un desesperado que no se soporta ni a sí mismo. Consideraron denunciarlo por infamia y calumnia, de no ser por mi intervención. Aunque nunca se sabe, los abogados son muy suyos. Dicen, y yo lo confirmo, lo mismo que otra pareja que asistió a esa cena, qué fue el propio Santamaría García, quien para darse pote, al serles presentados como abogados, que él tenía mucha mano en el ayuntamiento de Sada, y que por ello, sí estos aceptaban, les ayudaría con su “decisiva” influencia, si se presentaban para la plaza de abogado municipal. Ellos por no desairar al pavo, le siguieron el rollo en tono de chufla contenida y risas ambiguas. El mismo José Luis Santamaría, en su carta ya dice que estos abogados jamás se presentaron a tales oposiciones. Sería de risa el cambiar su actividad profesional en un gran bufete, por la miseria y servidumbre de un ayuntamiento, en el que además la limpieza política estaba, en parte gracias a él, cuando menos en entredicho.
Por otro lado, el asunto del cartel de las fiestas patronales, sobre lo que hay testigos, fue el señor Santamaría, a instancias según él del alcalde, quien por tres veces y con urgencia, me abordó con tal encomienda. Las dos primeras le dije que no podía, y la tercera, abordándome en la calle con urgencia desesperada, me lo pidió con tal vehemencia y necesidad acuciante, sentados en la acera frente al ayuntamiento de Sada, que le dije, al verle tan agobiado, que habría de buscar un hueco para ello. Así lo hice. Mostré ya terminado y además impreso en Coruña, el cartel a la concejala, cosa que me costó un dinero que nunca reclamé. Le dije que para que la cosa fuese legal y limpia, habrían de pagar el cartel, poniéndole un precio irrisorio, sencillamente testimonial, pero que se viese que no había favoritismos ni sobornos, ni intercambio de favores. 250 €, y además, como eran remisos a pagar nada, les dije que no me importaba, como si no me lo pagasen nunca, o lo hiciesen en plazos cómodos para ellos. Pero que en el ayuntamiento debería constar una transacción legal y transparente, y nada de regalos. La ineptitud y miseria de aquel gobierno volátil, y la concejala de cultura Jimena, no entendieron, o no quisieron entender mis sanas intenciones. Por supuesto el “concurso”, que para el cartel, después convocaron, consideré el no asistir para dejar paso a jóvenes que quisieran participar sin la preocupación que pudiese causarles el que yo me presentase.
Y a lo de estar flojo de pasta, le diré al señor Santamaría García, que él sí debió estarlo, y con enormes carencias y precariedad de miseria, para consentir y admitir los sobornos que todos conocemos, y traicionar como tránsfuga, a su grupo político y amigos. Nadie con abundancia económica se presta a tales dádivas corruptas y traidoras, a no ser que sea alguien muy sucio y practique la usura. Sufre además el doctorcito, porque aunque trató de adquirir alguna obra mía, jamás, en su miseria judía, pudo llegar, ni utilizando nuestra “relación de amistad”, ni a la mitad de la cifra que yo cobraba, pobrecito. De ahí también parte de su rabia deslenguada.
Decirle también para terminar, que yo siempre he defendido, y públicamente, y en diferentes medios, el urbanismo verdadero, el decente, condenando todo aquel únicamente mercantilista y corrupto, propio de advenedizos políticos desvergonzados y miserables, y adictos como él, a los sobornos, aquí y en cualquier otro lugar.
Considero que su carta es la de un desesperado, mentiroso, calumniante, difamador, de alguien además, sin credibilidad alguna. Un libelo infamatorio que le ha de costar un infinito disgusto y la perdición de sí mismo. La información de pacientes, médicos, y visitadores de firmas farmacéuticas que obra en mi poder, resulta estremecedora. Desde aquí también le comunico que la botella de whisky Chivas que me regaló en aquella cena, a la que él alude, todavía está sin estrenar, solo la abriré, como dije en TV Onda Coruña, a los pocos días del escándalo del tránsfuga, para invitar a traidores. Aquella noche abrí otra de muy superior calidad. A esa cena le invité para confirmar mis sospechas, y ante testigos, del desleal paso político que en breve iba a dar, mercadeando con un cargo que pertenecía al partido, jamás a él, y en el que yo mismo pusiera mi parte. Lo considero, entre otras muchas cosas, un desagradecido, sucio, y un miserable.

Esta carta de respuesta a Santamaría, fue enviada a “O Mariñán”, quien de manera desleal se negó a publicarla, comportamiento habitual de los llamados estómagos agradecidos. Dejándome en una total indefensión ante aquellas agresiones, calumnias e infamias. Desde entonces rompí toda relación de colaboración con esa gacetilla con pretensiones, dirigida por seres sin catadura moral alguna.

Eduardo Fernández Rivas
Fiunchedo; 04-03-2009

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