domingo, 21 de septiembre de 2008

LA PARTICULAR CRISIS ESPAÑOLA

LA RAPACIDAD INCONTENIDA DE LAS INMOBILIARIAS

EL SECTOR CULPABLE DE LA PARTICULAR CRISIS DE ESPAÑA


La particular crisis española, que aunque inserta en la debacle internacional financiera originada en EE.UU., debemos achacarla, al menos en mi opinión, a la rapacidad incontenida de la rapiña, propia de las cajas de ahorros, bancos e inmobiliarias de este país, quienes, durante dos décadas largas, hicieron el agosto en diciembre, en marzo, o en cualquier mes del año. Amparado tal atropello, y lo que es peor, por los gobiernos de todo color y de todo nivel.

El mayor de los disparates es aquel de consentir que existan préstamos o hipotecas a cincuenta años o más. En ello se fragua el fraude a la incauta sociedad, creyendo esta, que al prolongarse en el tiempo aquellas cuotas, han de salirle, si no más barata la vivienda, sí más llevaderos los pagos. Los ayuntamientos quienes durante un tiempo largo dijeron, amparados por una ley de PP, que predicaba que todo suelo era edificable, se lanzaron a la aventura innoble de convertirse, tanto alcaldes como concejales en promotores y constructores, favoreciéndose a sí mismos, al decretar leyes de urbanismo locales, una vez adquiridos terrenos que hasta que fueron comprados por ellos, no servían para la construcción, y que nunca hubieran servido si no eran comprados por ellos y sus amigos. Los testaferros en ese ambiente brotaron como setas en otoño, con la finalidad hipócrita de ocultar a muchos concejales y alcaldes metidos al ladrillo, quienes así camuflados, lograrían evitar el escándalo social, al tiempo que escapaban al fisco. El fraude resulta de proporciones infinitas.

Los precios se inflaron de tal manera, previa la subida desmedida de los alquileres, cosa que habría de conducir a una sociedad necesitada de vivienda, a la compra y no al sano alquiler. En esa trampa se fraguó la desgracia de la mayoría de las familias españolas. Al verse obligada a la compra, las agencias inmobiliaria, alcaldes constructores y promotores, pájaros del mismo plumaje, en connivencia con los bancos y cajas de ahorro, diseñaron aquella política nefanda de los créditos a largo plazo. La calidad de la construcción jamás fue pareja con los exorbitantes precios que por ellas se pagaron. El fraude resultó poliédrico. Familias empeñadas durante al menos dos generaciones.

Aún puedo comprender que la empresa privada trate de rentabilizar lo más generosamente posible su inversión, y busque la manera de estafar con sus elevados precios, y legalmente, al comprador, al no existir, y es una vergüenza, una legislación clara al respecto. Lo que nunca se debe consentir es que ello suceda en connivencia con los gobiernos estatales, quienes mirando para otro lado, consintieron, y de alguna manera, participaron de tal fraude. Ellos, los gobiernos estatales son, en mi opinión los verdaderos culpables, al no poner freno a tales atropellos. Pero claro, a nuestros políticos, todavía la mayoría de ellos, flecos residuales de un sistema autoritario, el franquista, aún creen que pueden explotar impunemente a los sufridos españolitos y españolitas, saltando sobre ellos como chinches y sabandijas, sin dejarles vivir tranquilos. Esos gobiernos, además, consienten esas cosas, ya que pingües beneficios se desprenden de tal comportamiento, y que han de acabar dentro del erario público, con camufladas partidas que más de uno, se han de repartir con destino a engrosar sus sustanciosas bolsas privadas. Y por otro lado, una sociedad empeñada se debilita, por lo tanto se hace más manejable. No protesta, no va a huelgas, y con la cabeza gacha jamás discute con su amo, que viene a ser el político a quien ha votado, en una palabra, su verdugo y saqueador. Yo, viajero impenitente he podido comprobar, por ejemplo en los paises europeos más avanzados, lo mismo que en EE.UU., que la propiedad de la vivienda no es cosa que quite el sueño al germano o al americano medio. Suele vivir de alquiler, y además de ese modo tiene una movilidad amplia para encontrar trabajo en cualquier parte del país o de la Comunidad, sin tener que abandonar o mal vender su vivienda.

Y además opino, que el potencial armamentístico de EE.UU. debe ser destruido, ya que, lo mismo que la Antigua Roma, en aquel, basa su trasnochada bobería imperialista.

Eduardo Fernández Rivas
Fiunchedo; 21-09-2008

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