domingo, 21 de septiembre de 2008

ELECCIONES EN EE.UU. OBAMA E HILARIA

DEBATES NA TABERNA DO CROIO 12

LA SONRIENTE HILARIA CLINTON,
ANTIGUA HADA MADRINA DE LA CASA BLANCA, Y ACTUAL PRETENDIENTE AL TRONO POR LA PARTE DE ATRÁS.


Los componentes al completo, bueno, uno se nos ha muerto, R.I.P. de “A Taberna do Croio”, regocijados, después de las primarias de EE.UU. en las que la señora Clinton dejó clara muestra de su inestable carácter y de su controvertido hacer, nos hemos reunido, y después de tener una sabrosa conversación con nuestro compañero, mister E. F. Rivas, quien según nos cuenta conoció algo de cerca a la susodicha, al menos territorialmente, y durante una de las prolongadas etapas en que nuestro compañero y conocido artista, pasó en aquel país. Tierras indias, de individuos con negros penachos, sajonas de rubios cabellos y claro mirar, y de babalús color chocolate a la taza, muy visitadas por este hombre tan viajado y listo, que a veces nos sorprende con sus cosas y vaticinios, de manera asombrosa. Por ello, en este trabajo, vamos a dejar que sea él quien nos resuelva el actual debate, que más bien será una especie de soliloquio reflexivo y literario, acerca de la tal Lady Clinton, y de manera muy somera, acerca también del ya líder demócrata, Barack Hussein Obama. Les dejamos pues con mister Rivas.
Durante el invierno de 1998, estación que pasé entera, lo mismo que durante el año anterior, 1997, y aún más, en EE.UU., por cuestiones de índole profesional, ya que celebraba una de mis exposiciones en la galería de Manhattan (New York): “Jadite Galleries” situada a pocos metros de la famosa Quinta Avenida, y muy cerca del “MOMA” (Museum of Modern Art), tuve la ocasión de presenciar en los diferentes y dinámicos medios de ese país, todo el escandaloso affaire del entonces presidente Clinton, y la exuberante becaria Mónica Lewinsky.
No se me escapó, en ningún momento, el frío proceder de la primera dama, quien de alguna manera, parecía en público soportarlo todo con un estoicismo propio de un Séneca con faldas. Incluso apoyando a su marido. Pero diré, que jamás se me escaparon las furtivas y ladeadas miradas de odio y rencor, que la herida leona, con apariencia de domesticada y ronroneadora gatita, dejaba traslucir, para quienes supieran verlo. Aunque peque de inmodestia, debo decir que yo era uno de ellos. Los innumerables retratos que llevo pintados en mi vida, de manera indudable, me han hecho casi un especialista en conocer, a través del rostro y sus gestos, el sentir de la mayoría de las gentes. Ningún marido, esposa o hijos, han contemplado a sus familiares con más intensidad y tiempo, que yo lo hice, y hago, al retratarles, mientras posan para mi.
Durante esa estancia en el país de los Cherokes, de los Sioux, y de los despellejadores Comanches, pasé unos días en Washington DC, en casa de unos primos (cuarta generación nacida en el país, abogados y alguno funcionario del Capitolio). Allí, en casa, durante una de las reuniones celebradas a causa de mi visita, salió el comentario político de moda: La señora Clinton, la becaria, y el gozoso presidente. Mi opinión acerca de la primera dama, peligrosamente para mí, ya que la esposa de mi primo Frank, funcionaria en la Casa Blanca, iba encaminada a describir el carácter, para mí, complejo pero frío y arrogante de la señora, que por aquellos días, mordía y tragaba más hierbas amargas que los hebreos durante el Éxodo. .-“Esa mujer, dije yo, -contradiciendo la opinión favorable de mi prima política- ha permitido bajo cuerda, que en los medios se divulgue, entre otras cosas, aquello de que su marido es presidente gracias a ella, dejándolo como si él fuese un pelele. Nunca debió de haberlo consentido, y si ella no hubiese sido la fauctora de tales comentarios, debiera haberlos detenido de inmediato, ¡Es una falsa! Dije”
Patricia casi se me echa encima, defendiéndola como a una hermana gemela o más bien melliza, aunque sin argumentos de peso, solo porque era mujer. La tormenta, para inflar más aquel escándalo doméstico político, culminó, solo por molestarme, en lanzar imprecaciones contra el rey de España, llamándole de todo y nada bueno. La mujer se quedó con un palmo de narices cuando yo, que no soporto ningún tipo de monarquías ni a sus representantes, le dije que estaba de acuerdo con ella, y que el rey, como tal, no me refería como ser humano, era todo lo que decía en el papel de monarca, y aún más, se quedó petrificada dándose cuenta de su enorme metedura de pata.
Como quiera que sea, y llegando hasta la actualidad, y viendo que Barack Hussein Obama, nacido el 4 de agosto de 1961, en Honolulu (Hawai), de quien, y por estrategia, se oculta el segundo nombre, Hussein, debido al ominoso recuerdo de Saddam Hussein de Irak, por cuyo arrebato militarista de Bush, fue por donde entraron casi todos los males, no solo en EE.UU, sino en el mundo entero. No se me escapa que el señor Obama, flamante líder demócrata, de ganar las presidenciales, y lograr sentarse en la poltrona de la Casa Blanca, las cosas no le han de resultar nada fáciles. Al presidente Kennedy, por mucho menos, le pegaron un tiro, ordenado el magnicidio, al menos en mi opinión, desde dentro de sus propias filas. A Boby, su hermano, lo mismo. No quería, ni quiere ese país, a un católico como presidente. No respondía Jonh Fitgerald Kennedy, ni Robert, a todas las siglas WASP (Blanco, anglosajón y protestante). Solo la última no era correcta. Con esas premisas, aunque los tiempos hayan cambiado mucho, desde aquellas muertes, diré, que en la mayoría de la llamada América profunda, y más, todavía esas siglas son incontrovertibles. El tiro puede darse. ¿De donde procederá? Amigos y amigas, la Hilaria, por lo que se ve, y se le ha escuchado, resulta innegable que pretende la vicepresidencia, si Barack Hussein Obama sienta sus nalgas en la silla presidencial. Ella, entonces, pondrá a sus votantes propios, al servicio del afro americano, oriundo de Kenia, donde su abuela, Sarah Obama, es todavía ama de casa en una perdida aldea de ese país africano. Si el magnicidio se produjese, de manera innegable, ella, Hilaria, de rondón, pero legalmente, sin más, accedería a la presidencia. La consecución de tal complot, le saldría de perlas, a ella, y a todos los demócratas que viven las siglas WASP en toda su profundidad. Y la cosa arreglada. De cumplirse este vaticinio, ya la rubia señora procuraría que durante esa legislatura, las cosas fuesen tan bien hechas, que en la próxima, saldría presidenta electa sin problema alguno, dándole de esa manera, a su abochornado marido en la cara, vengándose de aquella afrenta de hace años, asunto que esta mujer jamás ha perdonado.
No olvidemos que ese nombre de Hilaria de origen griego significa, lo mismo que en latín: “sonriente”, su festividad el 16 de julio, pero la personalidad que acompaña a ese nombre es de: Falta de simpatía social y necesidad de aislamiento, envuelta en relamidas cosas míticas de todo tipo de culturas, aunque sin profundizar. Además, debido a su fogosidad acompañada de una cierta impulsividad, sus logros materiales corren, o bien el riesgo de malograrse, o bien sean, de una muy difícil realización, Y según dicen los entendidos en los astros, resulta que es una mujer, dentro de ese nombre de Hilaria, muy miedosa del futuro, y para más desgracia, y aunque no lo parezca, muy fácil de sugestionar. Un carácter muy singular y avocado, posiblemente a la generación de todo tipo de desastres.
Tampoco se me escapa que el reciente líder demócrata, Barack Hussein Obama, resulte muy sospechoso el que apareciese casi de súbito en estas lides presidenciales. Con su bagaje, su formación primaria en Indonesia, período de impregnación de los seres, con la religión musulmana de un 85% de su población, su nombre también musulmán y afro, y mi mal pensar, y aunque, al parecer, y de aquella manera apresurada, ya cristiano, creo que su aparición en la política estatal norteamericana, debe estar bien sostenida, aunque subrepticiamente, mediante petrodólares bien colocados, y mejor distribuidos, entre los grandes poderes económicos y aún políticos, de EE.UU, y procedentes esas sustanciosas fortunas, de aquellos dignatarios petroleros e islámicos, ofendidos gravemente por la política norteamericana de mister Bush, con Irak e Irán a la cabeza. Sin olvidar el affaire, Bill Clinton Suharto, presidente de Indonesia, y el FMI, de enero a marzo de 1998, obligando a un plan de austeridad al presidente indonesio, a causa de los monopolios de esa familia presidencial, que controlaba la mitad del PIB de ese país. Creo, de ser así, que entre todos ellos y sotto voce, han introducido un peligroso misil, en el corazón mismo de la política estatal de EE.UU. Ojalá que me equivoque en mis funestos augurios, y que todo sea para bien. No quisiera ser heraldo de la desgracia.
Y además opino, que el poderío armamentístico de EE.UU debe ser destruido.

Eduardo Fernández Rivas
Fiunchedo; 05-06-2008
e-mail: eduferriva@yahoo.es
web: www.eduardorivas.es
blog: http://rivaspintor.blogspot.com

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