jueves, 3 de diciembre de 2015

El Concordato; tributos y acuerdos propios de vasallaje

El Concordato con el Vaticano El escandaloso articulado del llamado Concordato con la Santa Sede, que invito a que consulten, resulta entre otras muchas cosas un agravio comparativo con los diferentes estamentos sociales, tanto en conjunto como individualmente. Derogado durante la II República fue recuperado tras arduas gestiones por el gobierno del Dictador Francisco Franco Baamonde. Al término de la segunda guerra mundial y después de cinco años más, necesarios para la solución de sus consecuencias, cosa que permitió al dictador español su asentamiento progresivo, el gobierno de Franco suspira por la renovación de esos acuerdos. De tal manera vería su cargo como jefe de estado seguro al ser sancionado por el Vaticano. Tras varios años de difíciles gestiones, una vez que la iglesia consigue que se acepten todas sus condiciones, es en abril del año 1953 cuando por fin se firman los acuerdos. No pagan impuestos por sus edificios e instituciones, salarios del clero a cargo del estado, controlar la enseñanza de todo nivel, influir en los ayuntamientos, y en todo tipo de gobiernos, tributos inmensos a la Santa Sede como si fuésemos un estado vasallo, censura inquisitorial, que aunque, y solo en apariencia, menos efectiva. Muchos medios están trufados de directivos con tonsura en el alma, colegios concertados que se nutren mayoritariamente del erario público. En fin, una derivada crematística que merma las arcas públicas como un mal endémico y que a todos nos afecta. El monto de todo este fraude legal daría para superar muchos de los problemas debidos a la crisis que padecemos. La afrenta y el agravio comparativo a las demás creencias, hoy existentes en España, resulta infinito. No es de recibo presumir de democracia en este país y permitir que sucedan estas barbaridades anacrónicas que nos sitúan casi en el Medioevo. Me cuesta, siendo una persona de mundo como soy, y conociendo por ello los diferentes tipos de vida y sociedades de los países del primer mundo, aceptar tales disparates sin que ningún gobierno de esta coja democracia española haya dado un paso para derogar tales despropósitos. He oído decir en EE.UU. y aún en Francia como sarcasmo, que los ríos en España llevan agua bendita…y Dios nos pille confesados que purificados con tales aguas ya vamos. Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo-Sada; 03-12-2015

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