sábado, 14 de noviembre de 2015

Atentados en París. La cobardía de los fanáticos

Atentados en París Los fanatismos religiosos propios de los monoteísmos más recalcitrantes combinados con políticas agresivas, las de los tres de las Azores por ejemplo, conducen a tales espantos. Las culturas precolombinas perecieron a manos de un catolicismo avasallador, poderoso, y criminal. El multiforme y maravilloso conocimiento clásico precristiano, atesorado durante milenios tras duros esfuerzos e investigaciones, pereció por las mismas manos. Europa quiso renacer durante el llamado Renacimiento y volvieron a machacarlo todo, quemando a los más grandes y preclaros cerebros. Estamos en las mismas. Un nuevo Lepanto nos espera. Otra coalición católica como fue aquella llamada la Liga Santa liderada por Don Juan de Austria contra el Imperio Otomano el 7 de octubre de 1571. La victoria católica frena durante años el expansionismo islamista. Guerras de religión que conducen a tales crímenes contumaces. Los cruzados yendo a tierras de Palestina a la búsqueda de su conquista, y expulsar y someter a los nativos y propietarios naturales por haber sido el solar de un mítico Jesús ¡Qué barbaridades comete el ser humano! Y todo en nombre de fábulas y tonterías. Los politeísmos, mucho más democráticos respetan las diferencias, y aún trabajando en profundidad sus creencias, no suelen agredirse entre ellos, salvo en casos muy puntuales de competencias. El Antiguo Egipto, durante el Imperio Nuevo, dinastía XVIII, no aceptó la imposición monoteísta y agresiva del iluminado faraón Akhenaten y su esposa Nefertiti. Un loco fanático que se dedicó a la destrucción de todo lo pasado para imponer su credo de un dios único y autócrata. Egipto no lo quiso, y tras 14 años de sufrir el pueblo aquella imposición cruel, retornó a sus planteamientos politeístas que le habían dado la mayor gloria. De tal manera, su grandeza se prolongó otro milenio largo más, hasta el advenimiento del cristianismo más avasallador y torpe. El ISIS o el DAESH, da igual, más de lo mismo. ¡Qué especie más loca la humana! Eduardo Fernández Rivas Lugar de Fiunchedo-Sada; 14-11-2015

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