viernes, 19 de marzo de 2010

CONTROL ALCOHOLEMIA 3

PRINCIPIO DE INVIOLABILIDAD DE CONFORMIDAD CON LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

UNA ESPECIE DE SODOMÍA GUBERNAMENTAL GROSERA Y ENMASCARADA, QUE VIOLA LOS MÁS BÁSICOS DERECHOS HUMANOS A UNOS SÚBDITOS SOMETIDOS MÁS QUE A CIUDADANOS LIBRES


El principio de inviolabilidad de las personas recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, protege, bajo cualesquiera circunstancias, el derecho a la intimidad y privacidad de mi cuerpo y mi persona, no consintiendo por ello la vejación humillante de obligarme a introducir en cualquiera de los orificios de ese cuerpo o en su superficie lisa, cualquier tipo de objeto artificial o natural sin mi consentimiento. Por lo tanto digo, que la aplicación de la ley de alcoholemia, al menos en España, obligando a introducir un artefacto en tu boca, es cuando menos, un acto inmoral incontestable, que conculca ese principio. Por lo tanto, ante la Declaración Universal de los Derechos humanos es ilegal. Únicamente, y mediante la observación variada, (conducción manifiestamente irregular, marcado olor a alcohol, y ojeo en el caminar) se debe concluir si una persona ha bebido de más o no. Los agentes que obliguen a esa tortura obscena e indecente sin más, obligando a introducir en la boca la boquilla del alcoholímetro, estarán cometiendo un gravísimo delito, amparados en una ley espuria y criminal, decretada por gobiernos paternalistas y despóticos, irresponsables e hipócritas, insertos en despreciables raíces inquisitoriales. Mañana, si decretasen otra ley nuestros paternalistas gobiernos, que obligue a introducir ese artefacto por el ano, en la obligación de obedecer las leyes bajo terribles castigos, como es el caso actual en España, ¿también consentiremos? Todos a tomar por culo por orden gubernamental. Antaño nos quemaban en la hoguera…y ¡también era ley! Gobiernos manipuladores, sodomitas orales, y traidores a la ciudadanía y a sus más básicos derechos, con el afán único, aunque encubierto en ese paternalismo, y tras unas multas desproporcionadas e injustas, de saqueo y almacenamiento de botín, y lo que es peor: con destino desconocido.

Eduardo Fernández Rivas
Fiunchedo; 22-12-2009

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